PRENSA

La “agenda setting” de los mensajes de odio. Por Víctor Garelik*

La DAIA trabaja incansablemente para impulsar el intercambio de ideas a través de un
camino de diálogo y respeto hacia el otro llevando adelante acciones políticas,
jurídicas, pedagógicas y culturales con el fin de proteger el derecho a la igualdad,
columna vertebral del sistema democrático.


La revolución tecnológica transformó abruptamente la forma de comunicación. La
tecnología nos brinda las herramientas para construir y difundir mensajes sin filtros y
hoy fácilmente es posible instalar un tema en la agenda pública. Este concepto se
denomina “Agenda Setting”.


Esta “democratización” de la información es sin duda un fenómeno auspicioso pero
que nos obliga a hacer un esfuerzo mayúsculo para distinguir, entre la avalancha de
noticias y opiniones que nos llegan permanentemente a nuestras computadoras,
teléfonos o tablets, la información confiable y de calidad.


Debemos estar muy atentos: la multiplicación de rumores e informaciones prejuiciosas
falsean nuestros sentidos perdiendo la capacidad de sensibilizarnos con el que sufre.
Como resultado, determinados grupos de personas encuentran en su vida cotidiana
obstáculos para ejercer libremente sus derechos con restricción de oportunidades y se
constituyen en lo chivos expiatorios de los problemas estructurales que atraviesan las
sociedades. Se trata de un fuerte llamado de atención para todos nosotros: si los
discursos de odio y las amenazas no se detienen a tiempo, llega la violencia física. Y
esto está sucediendo.


Estos crímenes nos deben hacer reflexionar sobre el peligro que significa la
propagación del discurso de odio en las redes sociales. Por eso debemos trabajar para
instalar un debate urgente sobre el rol de las redes sociales y de las empresas
tecnológicas como vehículos de los mensajes de odio.


Nos corresponde el desafío fundamental de buscar herramientas legales y educativas
para que los mensajes antidemocráticos cargados de odio sean erradicados.
Tanto el Estado como la sociedad civil, tenemos la obligación de hacer nuestro mayor
esfuerzo y utilizar todos los recursos que tenemos a disposición para impedir que
cualquier forma de discriminación penetren en nuestro tejido social.
Lamentablemente, el prejuicio, manifestación explícita de los estigmas, las
reiteraciones vacías y la manipulación de los sentidos, se adueña de “verdades”
aparentes y falacias escandalosas.

*Director Ejecutivo de la DAIA