PRENSA

Respuesta del presidente de la DAIA al Embajador Von Eyken

Señor Embajador Von Eyken,

Habitualmente comienzo mis cartas con un «Estimado», pero debo reconocer que no guardo estima alguna por Usted.

Nuestra posición institucional con relación a su Tweet ya fue expresada y me toca ahora darle una respuesta a su carta, la que me fuera remitida en persona.

Con franqueza aguardaba sus disculpas y no su pedido de explicaciones sobre nuestro estupor. ¿Cómo podría yo explicarle a Usted, un hombre letrado, que cambia en su respuesta el foco de atención, que nuestro estupor no se refiere a su padre, sino a su comparación horrorosa entre el despreciable ejército alemán de la Segunda Guerra Mundial y el Ejército libertario del General San Martín? Desconozco la conducta de su padre y tampoco es tema de interés, pero sí conozco la condición de genocida del ejercito de Alemania en la Segunda Guerra. Embajador, voy a tomar algunos párrafos de su carta para poder dar la respuesta adecuada a cada uno de ellos.

Pretender que un intento de asesinato a Adolf Hitler otorga un manto de piedad a la conducta del ejército asesino de Alemania es, al menos, inocente, y no creo que Usted lo sea. El perpetrador de ese intento, en todo caso, tuvo en mira que sin Hitler, ganaban la guerra. Y acompañó las políticas criminales del Ejército y Estado alemán. La conferencia de Wannsee se realizó en el año 1942 y el intento de asesinato se realizó en el año 1944.

Su referencia sobre la nota del periodista Luis Vinker en el Diario Clarín y a los problemas que esa nota le ha causado es la continuidad de su espantosa interpretación de la historia. Dice en su carta que esa nota evidencia una «interpretación muy capciosa y deformadora de la historia». En fin, tipifica Usted una vez más de su parte una conducta negacionista y eso es materia de otro «estupor» de mi parte. Sin embargo, debo reconocer que de su parte nada debería sorprenderme, siendo que su misiva es infinitamente más grave que su comentario en Twitter, que dice haber cerrado por este problema. Quiero destacar que su problema no es la cuenta de Twitter, sino su ideología, la que puede estar en Twitter, Facebook, Instagram. Pero lo determinante es que está en su corazón y en su cabeza. Es ese el verdadero problema.

No deseo extenderme más, ya que su propia referencia a «su » amigo judío y a la representación que ejerce de nuestro país en la República de Haití, rodeado del 95 por ciento de población africana, me eximen de más comentarios, porque los suyos son representativos de su pensamiento.

Habitualmente me despido con afecto. Me resulta imposible hacerlo de esta manera con Usted.

Con esta carta doy por finalizada la discusión sobre este tema.

Jorge Knoblovits, presidente de la DAIA