PRENSA

Revista Compromiso: Entrevista a Atilio Molteni

Revista Compromiso dialogó con el ex embajador argentino ante Israel, Turquía y Suecia

Compromiso: – Cuéntenos sobre su carrera diplomática y los desafíos -y riqueza- de la adaptación a culturas tan dispares.
Atilio Molteni: – Ingresé en el servicio exterior de la nación por concurso en el año 1965 durante el mandato del Presidente Illia. Lo hice por vocación hacia el mundo internacional que había sentido durante mis estudios de derecho en la UBA, especialmente relacionados con el Derecho Internacional. Me desempeñé durante cuarenta y cinco años tanto en destinos multilaterales como bilaterales, y como Embajador en Suecia, Turquía e Israel, en este último caso durante siete años hasta mediados de 2010, en que me jubilé. La ocasión más dramática la viví en abril de 1982, pues en ese momento era Encargado de Negocios en el Reino Unido, por lo cual me tocó protagonizar la ruptura de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Sin embargo, el Informe del Lord Franks encargado por el Gobierno británico para analizar lo sucedido con relación al conflicto, reconoce en dos párrafos las iniciativas del suscripto para evitarlo.

C: -¿Cómo caracterizaría la evolución de las relaciones exteriores argentinas a lo largo de los años de su carrera?
A.M.: La evolución de nuestras relaciones estuvo condicionada fundamentalmente por el carácter civil o militar de nuestros Gobiernos y por el marco de la política mundial, que correspondió a la Guerra Fría hasta 1989 y luego por la prevalencia de los Estados Unidos como única superpotencia hasta aproximadamente el año 2008. Ahora comenzó una etapa estratégica nueva y diferente, caracterizada por una competencia global entre ese país con China y la Federación Rusa.

C: -Usted ha escrito un amplio libro titulado “La República Argentina y Medio Oriente”. Abordemos ese importante tema. ¿Cómo definiría la diplomacia argentina hacia el Medio Oriente?
A.M.: La diplomacia argentina hacia Medio Oriente se basa en su relación histórica con los países que integran la región, y con la necesidad imperiosa de conocer los acontecimientos que allí se desarrollan por su gravitación en la paz mundial, con la esperanza de poder contribuir a la solución de los conflictos existentes.

C: -Usted identifica a Irán, Arabia Saudita, Turquía, Egipto e Israel como los cinco actores de mayor relevancia en la región. ¿Por qué?
A.M.: Son los cinco estados regionales que poseen una identidad consolidada y cierta coherencia en sus acciones internacionales en un momento en que se está diseñando un nuevo orden regional.

C: -Entre los actores significativos menciona a los Estados Unidos. El presidente Donald Trump ha alterado de manera fundamental la política de su país hacia Jerusalem, al reconocerla como la capital de Israel. Su lectura por favor.
A.M.: El Presidente Trump ha tomado esta iniciativa con relación a Jerusalem difiriendo de las políticas llevadas a cabo por todos sus antecesores. Motivó una reacción muy significativa de sus socios europeos en contra de la misma y, muy significativamente condiciona sus posibilidades de actuar para acercar a las partes a un acuerdo final de la controversia.

C: -La Cancillería argentina emitió entonces un comunicado que condenaba esa acción y estaba redactado en una jerga que parecía no armonizar con la nueva política del presidente Mauricio Macri hacia Israel. ¿Coincide?
A.M.: El comunicado 564-17 tiene elementos positivos en cuanto se manifiesta en favor de la solución de los dos Estados, pero la mención al régimen internacional especial de Jerusalem subraya un elemento que las partes han dejado de lado en sus negociaciones.

C: -El sistema de las Naciones Unidas, con UNESCO a la delantera, ha estado casi en guerra contra la historia judía al emitir resoluciones sin asidero histórico y altamente politizadas que niegan el vínculo del pueblo judío con esa ciudad santa. ¿Hay manera de remediar esta conducta que socava la credibilidad de la propia ONU?
A.M.: En primer término hay que destacar que la creación del Estado de Israel es consecuencia de una resolución de la Asamblea General que permitió luego a Ben Gurion abogar por concretar su organización. Luego distintas resoluciones de la Organización dieron el marco para los acuerdos de Paz de Israel con Egipto y Jordania, y otras negociaciones significativas. Existen otras resoluciones que son consecuencia de la interpretación que formula la comunidad internacional de la situación existente. Pero en definitiva lo importante es que las partes avancen en negociaciones positivas.

C: -¿Y qué decir de los votos de la Argentina, y de buena parte de América Latina, que suelen acompañar, por apoyo o abstención, esas resoluciones controvertidas?
A.M.: Las resoluciones no son obligatorias para las partes en la controversia pero indican opiniones internacionales que se explican dentro del clima que existe en dichos organismos en favor de una solución rápida y justa de los conflictos existentes.

C: -La Argentina y la República Islámica de Irán han tenido relaciones complicadas, por decir lo mínimo, especialmente desde los años noventa, tras los atentados ordenados por Teherán en nuestro suelo. Su impresión por favor.
A.M.: En este tema tenemos que destacar los atentados y el imperdonable fiasco del memorándum. En septiembre de 2012 ante la Asamblea General de la ONU, la entonces Presidente Cristina Kirchner modificó las bases de la política seguida hasta ese momento ante el atentado a la AMIA – DAIA, con lo cual dio comienzo una diplomacia a la deriva. Su accionar tuvo implícito un objetivo de política interna orientado a vigorizar los conflictos locales, como un elemento del Gobierno para conservar el poder y enriquecerse. Fue un salto al vacío que intentó transformar a la Argentina en un país aislado e intrascendente, dando lugar a un aislamiento internacional aún mayor.

C: -¿Qué cree usted ha de ser mejorado en nuestra diplomacia para el siglo XXI?
A.M.: Mi consejo sería trabajar más que nunca en defensa de los intereses nacionales, tratando de conocer con profundidad los desarrollos internacionales y promover en el campo internacional la libertad, la democracia y los derechos humanos.