PRENSA

El Estado judío de Israel

Por Victor Zajdenberg

La tregua acordada para frenar la guerra de los terroristas
del Hamas contra Israel y las contundentes respuestas del Ejército de Israel
han derivado, dentro de la sociedad israelí, en la necesidad de un renovado
análisis táctico de cómo continuar las negociaciones con la ANP (Autoridad
Nacional Palestina) ante la negativa del Presidente Abbas de aceptar al Estado
de Israel como un Estado Judío.

Las diferencias entre los objetivos finales de Gaza (Hamas)
y Ramallah (ANP) en relación al futuro de Israel no son tan diferentes como el
mundo global está empeñado en creer.

Hamastán (Gaza) proclama directamente la destrucción de
Israel y la aniquilación total de los judíos, mientras que la ANP (Ramallah)
pretende, mediante negociaciones, invadirla con supuestos refugiados palestinos
que terminarían con el carácter judío del Estado de Israel.

Basta con leer el Art. 7 de la Carta Fundacional del Hamas
del 18 de Agosto de 1988 que dice: “No vendrá el Día del Juicio hasta que los
musulmanes combatan a los judíos, hasta que los judíos se escondan tras las
montañas y los árboles, los cuales gritarán: ¡Oh, musulmán! Un judío se esconde
detrás de mí ¡Ven y mátalo!”.

Y es suficiente con escucharlo a Abbas en sus discursos en
árabe (diferentes a los que emite en inglés) cuando arenga a sus seguidores a
impedir “mediante cualquier medio” la aceptación del carácter judío del Estado
de Israel.

En el Medio Oriente y el norte de África existen 84 países
árabes y musulmanes y solo 1 país judío, el Estado de Israel, realidad
rechazada por la ANP e inaceptable para los yijadistas del Hamás.

El Estado Judío en los territorios de Eretz Israel tiene más
de 3.000 años de existencia desde que el Rey David lo proclamara desde su
Capital, la ciudad de Jerusalem.

El primer Templo levantado en Jerusalem por el Rey Salomón y
el segundo, reconstruido por los que retornaron del exilio babilónico y
recuperado por los Hasmoneos en su guerra contra el usurpador griego,
imprimieron definitivamente el carácter judío, ya sea desde la visión religiosa
como desde el ideario nacional.

El libro IV de las obras completas de Flavio Josefo se
denomina “La Guerra de los Judíos” en el que se relata los sucesivos
enfrentamientos de Judea (Estado Judío) contra el Imperio Romano.

Durante casi 2.000 años los judíos en el exilio anhelaron y
rezaron por la restitución del Estado Judío con Jerusalem como su Capital
eterna ya que, durante ese largo período de la historia, se sucedieron
invasiones y ocupaciones por numerosas hordas imperiales y religiosas que
convirtieron dichos  territorios en meras
dependencias o provincias de sus respectivas centrales gobernantes, llámense
estas Roma, La Meca, Constantinopla primero y Estambul mas tarde o Londres.

Teodoro Herzl, el creador del Sionismo Político, escribió en
1895 las bases fundamentales del Estado Judío (“Der Judenstaat”) donde afirma
categóricamente: “La fe nos mantiene unidos, la ciencia nos hace libres”.
“Gentes de otras religiones y nacionalidades tendrán protección e igualdad de
derechos” (Ed. OSA, pag.91).

La Declaración Balfour de 1917, elaborada por Gran Bretaña y
aceptada por las principales potencias de la época como EE.UU., Francia e
Italia, reconoció el establecimiento de un “Hogar Nacional Judío” dentro de la
geografía ancestral del así llamado “Eretz Israel”, o sea “La Tierra de
Israel”.

En noviembre de 1947, las Naciones Unidas (ONU) decidieron
la partición de Palestina, donde habitaban dos Comunidades, en 2 Estados, uno
Judío y otro Árabe (no Palestino).

La Palestina del Mandato Británico no era propiedad de nadie
en particular ya que en ella vivían tanto judíos como árabes musulmanes y
cristianos.

La población judía aceptó la Resolución de la ONU; en cambio
los pobladores árabes la rechazaron y junto con 6 ejércitos de países árabes
vecinos atacaron al recién nacido Estado Judío con el fin de liquidarlo y echar
a los judíos al mar.

Sucesivas guerras desatadas por países árabes contra Israel
tenían por objetivo su destrucción y no la Declaración de un Estado Árabe, tal
como lo estipulaba la Resolución de la ONU.

Cuando en 1979 se firma la paz entre Egipto e Israel
(Sadat-Beiguin) en uno de sus párrafos se destaca la constitución de una
Autonomía Árabe en Gaza y Cisjordania mas nada se habla de un Estado Palestino.

Pasaremos por alto los polémicos Acuerdos de Oslo de 1993 y
las nefastas intifadas y guerras desatadas por los que actualmente son llamados
palestinos para centrarnos en las reuniones que pretenden crear, ahora sí, un
todavía inexistente Estado Palestino.

El Presidente Abbas pretende el reconocimiento de su Estado
Palestino pero decide vetar el reconocimiento de un Estado Judío. ¿Qué tiene en
la mente Abbas para empecinarse en sostener semejante contradicción?

Abbas se ha dado cuenta, hace tiempo de ello, que sumando el
regreso de los imaginarios millones de refugiados árabes con el crecimiento
demográfico de sus mujeres, en pocos años habrá mayoría árabe en Israel de modo
que, sin guerras de por medio, el territorio pasaría a ser un Estado Árabe mas
en el Medio Oriente, desapareciendo así el único Estado Judío.

 

Ante semejante intransigencia por parte de los palestinos el
Premier Netaniahu impulsó la necesidad de crear una nueva ley, la “Ley de las
Nacionalidades”, donde se ratificaría legalmente lo que históricamente, según
lo analizado mas arriba, es una realidad contundente e incontrastable: El
Estado de Israel es un Estado Judío, único en el Medio Oriente y en el mundo.

Los primeros escollos para aprobar esta Ley aparecieron
paradójicamente dentro del propio Gabinete de Netaniahu en las figuras de Tommy
Lapid y Tzipi Livni quienes arguyeron que esta Ley es antidemocrática pues
puede llegar a eliminar los derechos de los que no sean judíos.

Esta gente desconsideró incluso a la propia Declaración de
la Independencia de Israel donde en su art. 9 dice textualmente: “Proclamamos
la creación de un Estado Judío en la Tierra de Israel: El Estado de Israel” (5
de Iyar de 5708 – 14 de Mayo de 1948).

Los injustificados temores de Lapid y Livni respecto a que
peligraría la Democracia israelí solo resultaban ser pobres argumentaciones
políticas que intentaban continuar con los permanentes roces que utilizaban en
el Gabinete para obstaculizar la labor del Primer Ministro con el objeto de
obtener más poder y continuidad en sus bancas.

Olvidan que las Instituciones republicanas y democráticas de
Israel han sido forjadas  solida y
vigorosamente desde la misma creación del Estado Judío y que el mismo Ben
Gurión declaró en ese entonces: “Ser judío no es solo un hecho biológico, sino
también un fundamento ético y moral”.

Los memoriosos recordarán para siempre el art. 13 de la
mencionada Declaración de la Independencia donde está escrito: “El Estado de
Israel promoverá el desarrollo del país para el bien de todos sus habitantes”.
“Mantendrá una completa igualdad de derechos sociales y políticos para todos
sus ciudadanos sin diferencia de credo, raza o sexo”. “Garantizará la libertad
de culto, conciencia, idioma, enseñanza y cultura y salvaguardará los lugares santos
de todas las religiones”.

¿ Acaso alguien objetó u objeta actualmente a Polonia como
antidemocrática cuando a la Constitución elaborada luego de la desintegración
de la Unión Soviética (URSS) la fundamentaron en los orígenes cristianos de su
historia y su gente?

Nadie olvida en Polonia que en 1683 fue el ejército
cristiano polaco el que logró detener a los turcos mahometanos del Imperio
Otomano en las puertas de Viena, la que estaba a punto de ser conquistada,
haciéndolos retroceder hacia los Balcanes para nunca más volver.

Tampoco olvidaron el papel estratégico de la Iglesia, con el
Papa polaco Juan Pablo II al frente, que junto con la creatividad logística
económica y militar del Presidente Ronald Reagan de los EE.UU., pulverizaron a
la Unión Soviética liberando a Polonia del yugo comunista.

Se evidencia entonces porqué el Premier Netaniahu no tuvo
más remedio que despedir a los ministros disolventes que limitaban su capacidad
de acción y llamar a elecciones generales para Marzo de 2015 a fin de
consolidar un Gabinete más constructivo, ágil y dinámico en la toma de
decisiones que considera fundamentales para la esencia, existencia y
supervivencia del Estado Judío de Israel.