PRENSA

¿Es el antisemitismo una expresión de envidia?, por Guido Maisuls

A través de la historia se ha intentado exterminar a los judíos, desde los amalekitas, los asirios, los babilonios, los griegos, los romanos, los persas, los inquisidores españoles, los nazis y ahora en el presente, el Isis, el Hamas, la Hezbollah, el Irán nuclear y todo el amplio espectro del yihadismo islamico.
¿Qué mal, en toda la historia, le han hecho los judíos a la humanidad?
Hoy se escucha en casi todas las grandes ciudades del mundo «Fuera judíos de mi país» “Judíos a la cámara de gas”, “Muerte a los judíos” “Muerte a Israel”. Hoy ser antisemita ya no se percibe como algo reprobable sino como actitud políticamente correcta y atinada.
Como ejemplo, en Francia un 37% de los encuestados expresa abiertamente su odio judeo fóbico, en Alemania lo hace alrededor de un 27%; en Italia un 20%, en Polonia luego que millones de sus judíos fueron masacrados en Auschwitz son un 45% y en Grecia y Hungría sobrepasan el 60%.
La envidia, de acuerdo a las definiciones de la Real Academia Española es la tristeza o pesar por el bien ajeno y el deseo de algo que no se posee.
La vigencia del arquetipo del judío de siempre y que predomina hoy más que nunca en el mundo es el de un individuo de inteligencia aguzada, de una personalidad independiente, con una fuerte inclinación a aprender, con una marcada aspiración a una educación superior y siempre muy dispuesto a intervenir en todas las innovaciones que ofrecen las nuevas épocas.
La envidia se produce como consecuencia de dos tendencias que llevan al individuo a desear lo que no ha logrado tener y a compararse con los demás en diversos aspectos del quehacer humano.
¿Es el antisemitismo una expresión de esta envidia?
El pueblo judío, por su idiosincrasia, a causa de los interminables sufrimientos vivenciados a lo largo de sus mas de 3.300 años de vida, ha logrado atesorar un valioso cúmulo de aprendizaje, adaptación y experiencia que llevan a la práctica en todos los países donde les toca en suerte vivir, desarrollando así un marcados aspectos de pluralidad y tolerancia hacia las demás religiones y aceptando democráticamente a todas las corrientes internas judías ya sean ortodoxas, conservadoras, reformistas y liberales.
¿Es el antisemitismo una expresión de esta envidia?
El Premio Nobel fue concedido a 846 personas, de las cuales unas 194 son judías, un 23% del total de premiados, aunque sean menos del 0,2% de la población mundial.
Del total de premios, los judíos obtienen el 26% en los Nobel de Física, el 27% en Fisiología y Medicina, el 41% en Economía, el 20% en Química, el 12% en Literatura y el 9% en los premios Nobel de la Paz.
Entre los valores más envidiados suelen encontrarse el prestigio, el reconocimiento, el estatus ocupacional, el dinero, el poder, la calidad de vida y las posesiones materiales.
A través de toda la historia los judíos han aportado una dosis de talento vital a la humanidad en todos los campos del quehacer humano: de la cultura, de la literatura, de las artes, del periodismo, de la medicina, de las ciencias, de la filosofía, de la política, de la investigación, de la producción, de los negocios, de las finanzas y del entretenimiento.
«La envidia y el odio van siempre unidos, se fortalecen recíprocamente por el hecho de perseguir el mismo objeto» Del .Escritor francés Jean de la Bruyere.
¿La envidia es odio encubierto?
¿Cómo hizo Israel para transformarse en una próspera y pujante nación orientada a la innovación, al desarrollo y a la creatividad en forma tan veloz?
El Estado de Israel ha priorizado desde sus jóvenes comienzos, en desarrollar una excelente educación pública y un sistema inteligente de colonización de la tierra en forma comunitaria por medio de los «kibutzim”, convirtiendo al Estado de Israel en un verdadero ejemplo de lo que es capaz de lograr un pueblo al que se le niega el derecho a vivir.
¿Pueden ser estas las causas de la envidia?
Hoy, el fenómeno emprendedor israelí es eminentemente cultural, basado en una mentalidad desestructurada que no funciona en base a los cánones tradicionales invirtiendo siempre en educación, emprendimiento e innovación.
Esto se debió al hecho de haber elegido a la innovación creativa, al enriquecimiento del material humano y a la libre interconexión productiva con la economía global, atrayendo a las inversiones por medio del incentivo de la estabilidad económica y de la flexibilización de las barreras regulatorias.
Se apostó a la creación de verdaderos estímulos para la formación de nuevas empresas, al desarrollo de novedosos centros de investigación, a la creativa capacidad innovadora de las universidades y de las fuerzas armadas y a un ambicioso plan de apertura gradual de la economía hacia el mundo desarrollado.
Y entonces se mezclan emociones contradictorias como el deseo de tener lo que otro posee, el dolor por no poseerlo, el pesar por lo que el otro ha conseguido, la indignación por considerar injusta la diferencia que nos muestra la realidad y la incertidumbre por no comprender estas evidentes diferencias que se producen entre los seres humanos.
¿Es el antisemitismo una expresión de esta envidia?
Del prestigioso historiador Alemán Theodor Mommsen (premio Nobel de Literatura en 1902): «Se equivocan si creen que se puede lograr algo mediante la razón… Los antisemitas sólo prestan oídos a su odio y a su envidia, a sus instintos más ruines… El antisemitismo es una epidemia terrible, como la del cólera: no es posible explicarla ni curarla»
¿La envidia es odio y el antisemitismo es envidia?
¿Y tu que opinas?