PRENSA

Terezín: el secreto de la ciudad de los horrores en la que los nazis ocultaron miles de asesinatos

Una gran mentira que les granjeara buena imagen en Europa. Eso es lo que buscaban los nazis con Theresienstadt, un campo de concentración (y posteriormente gueto) ubicado a 70 kilómetros de Praga al que, a partir del año 1941, Adolf Hitler envió a cientos de artistas judíos. Todos ellos, con permiso para tocar música prohibida en el Reich, dar conciertos, y llevar a cabo todo tipo de actividades culturales. ¿Cuál era su objetivo? Lograr silenciar los rumores que hablaban de las barbaridades a las que eran sometidos los reos en sus cárceles y acallar las voces que clamaban contra la esvástica. La farsa de la «ciudad que Hitler regaló a los judíos» (como daban a conocer Theresienstadt los germanos) culminó en 1944. Ese fue el año en el que la Cruz Roja Internacional envió una delegación al campo de concentración para cerciorarse de que los rumores que hablaban de sangre y muerte en los guetos eran falsos.