PRENSA

Año nuevo, el mismo problema, por Marcelo Birmajer

El principal problema que enfrenta el mundo, desde el año 2001 hasta este 2017, sigue siendo el terrorismo fundamentalista islámico. Ya sea con el tinte de modernidad que le imprimieron los teóricos de la Hermandad Musulmana a principios del siglo XX, o en su versión atávica como la del Isis; el enemigo de la libertad continúa siendo corporizado por el movimiento cuya potencia hegemónica es la República Islámica de Irán, y cuyos ideales son compartidos, y ejecutados en sus peores extremos por sectas, partidos y grupos: Boko Haram, Hamás, Hezbollah, parcialmente la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas, y distintos sectores con mayor o menor cercanía al poder en las distintas tiranías del mundo árabe y el África. No es la primera vez que una proporción inquietante del planeta es hegemonizada por una corriente ideológica que se opone a las garantías y derechos, y desafía el concepto de respeto por el individuo que es la utopía, siempre imperfectamente practicada, de las democracias modernas.