PRENSA

Las absurdas falacias de la UNESCO, por Víctor Zajdenberg ‎

Si bien la UNESCO fue creada por las Naciones Unidas (ONU) para dedicarse a la educación, la ‎ciencia y la cultura, todos conceptos que debieran fundamentarse en la verdad de los hechos ‎históricos, el respeto a las tradiciones milenarias y el conocimiento de las realidades ‎religiosas, el degradado organismo internacional solo se dedica, en todo lo relacionado al ‎Pueblo Judío, a las falacias de los sucesos de la historia, a denostar todo avance en la ciencia ‎arqueológica, a la  desconsideración de ancestrales costumbres y a una falta de educación ‎que linda con la más inicua de las groserías que uno no puede imaginar para las funciones de ‎este organismo.‎

Los integrantes de cualquier Organización dependiente de la ONU, que decidieran emitir una ‎Resolución que se relacione con los países, naciones y pueblos que la conforman, deberían ‎tener conciencia de los asuntos que se debaten; tendrían que asesorarse con especialistas ‎para procurar un aprendizaje de la materia que se está tratando; se obligarían a buscar la ‎información necesaria para evitar los absurdos que pudieran surgir por las faltas de ‎conocimiento de los objetivos propuestos y, fundamentalmente, tener experiencia en el ‎manejo y elaboración de una Resolución que puede definir, en muchos casos, la paz o la ‎guerra entre países miembros de la ONU o entre sociedades humanas que conviven unos ‎con otros.‎
Pero lo que sucede en la UNESCO es la ridícula situación en la que las Resoluciones que se ‎relacionan con el Estado de Israel y el Pueblo Judío se resuelven a mano alzada y sin tomar en ‎cuenta ninguno, absolutamente ninguno de los imprescindibles conceptos desarrollados en ‎el párrafo anterior pues, para este especialísimo caso, la UNESCO se ha convertido en una ‎mera Escribanía automática por la cual Israel y el Judaísmo no existen, no han existido y no ‎debieran existir, a pesar de cumplir con un calendario de 5777 años, meticulosa y ‎cronológicamente desarrollados en un Libro bastante conocido cuyo título es La Biblia.‎
El 11 de Abril de 2016, el Consejo Ejecutivo de la UNESCO adoptó una Resolución basada en el ‎Proyecto de Decisión, Punto 19, denominada Palestina ocupada, presentada por países ‎árabes donde, sobre el Patrimonio Cultural de varios sitios de la Ciudad de Jerusalém, se ‎niega todo vínculo de los mismos con el Judaísmo y el Cristianismo, concediéndolos ‎únicamente a un supuesto Estado Palestino, que todavía no existe.‎
El Estado de Israel, que sí existe, es denominado en el escrito como Potencia ocupante en 16 ‎ocasiones diferentes y en ninguno de los párrafos se le concede la más mínima conexión con ‎lugares que, cualquier análisis que realizara el más prosaico de los historiadores podría obviar, ‎demostrando con esta Resolución una ignorancia supina, una burda incapacidad y la falta de ‎respeto de esta Organización hacia la inteligencia humana.‎
Jerusalem, como parte de Tierra Santa, fue conquistada por los árabes recién en el año 637 ‎de esta era, pero aproximadamente 1.600 años antes de dicho acontecimiento (-1.000), fue ‎Capital de un Estado Judío que había construido, en diferentes épocas, dos Templos, el ‎segundo ampliado con ornamentos y muros exteriores bajo el reinado de Hérodes (-40 a -4). ‎En esos tiempos a su vez, o sea 600 años antes que apareciera Mahoma en Arabia, surgía en ‎Tierra Santa el Cristianismo que ubica a Jesús yendo con sus discípulos a rezar en el Monte del ‎Templo Judío en Jerusalem.‎
Que la UNESCO desconozca el nexo judío con el Kotel Hamaarabí (Muro Occidental) llamando ‎al-Buraq a la Plaza del Kotel, y su vínculo con la ciudad de Hebrón donde están las Tumbas de ‎los Patriarcas, es un verdadero escándalo, especialmente para países como Francia y ‎Argentina que han apoyado este infame proyecto.‎
La cantidad de Resoluciones que emanan de la UNESCO  contra la milenaria identidad judía en ‎los territorios de Eretz Israel y  el vibrante Estado de Israel actual permiten la sospecha de ‎que estamos tratando con un órgano que emite decisiones sesgadas y hemipléjicas.‎
No se ha visto parecido empeño, por parte de la UNESCO, en dictar tamaña cantidad de ‎Resoluciones a los miles de verdaderos atropellos culturales, científicos y educativos  que ‎otros países o grupos realizan a la vista del mundo entero, entre los cuales solo serán ‎destacados algunos pocos de ellos.‎
Kurdistán, territorio habitado por el Pueblo Kurdo, ha sido expoliado, dividido y humillado por ‎Turquía, Siria, Irak e Irán sin que exista siquiera mención alguna a los mismos. El Tratado de ‎Sèvres (1920) les prometió a los kurdos una Autonomía política y cultural que no solo no ha ‎sido cumplida sino, por el contrario, fue aplastada en varias oportunidades, entre ellas por la ‎de Marzo de 1988, durante la guerra entre Irak e Irán, en la murieron 5.000 kurdos por los ‎efectos de la utilización contra ellos de armas químicas.‎
La isla de Chipre, de origen helénico y con un 80% de griegos ortodoxos, fue invadida por ‎Turquía en 1974, despojando a los griegos-chipriotas, en el área ocupado por los turcos, de ‎sus propiedades, su religión (que pasó a ser musulmana) y su cultura ancestral.‎
Porque no mencionar la reciente apropiación de Crimea por parte de Rusia que en el pasado  ‎fuera obsequiada a Ucrania, con “La insoportable levedad del ser” (Milan Kundera) de Nikita ‎Jruschov en uno de sus momentos de eternas borracheras.‎
Solo para nombrarlas, ya que no lo hace la UNESCO, podrían mencionarse a las Islas Kuriles de ‎Japón apropiadas en 1945 por los soviéticos, las Islas Malvinas argentinas conquistadas por los ‎ingleses en 1833, el Peñón de Gibraltar, ocupada por sorpresa en 1704 por Gran Bretaña, etc., ‎etc., todos espacios donde brutalmente se borran culturas, religiones y enseñanzas ‎educativas, las que en estos mismos momentos, y desde la frustrada “Primavera Árabe de ‎‎2011”, se están destruyendo y saqueando en el atroz genocidio que  se está produciendo en ‎Siria e Irak.‎
Pero la UNESCO se empecina en desconocer a un pueblo, el Pueblo Judío, que ha decidido, ‎después de casi 2.000 años de un exilio forzoso en el cual ha sido perseguido, maltratado y ‎asesinado, defender sus derechos a la existencia en su patria ancestral y no suicidarse como ‎lo hiciera Stefan Zweig en el destierro brasilero sino combatir como lo realizara Thomas ‎Mann, erigido en un potente portavoz universal para anunciar con antelación, al mundo ‎civilizado, sobre el descomunal y criminal avance del nazismo en Europa.‎
El Estado de Israel y el Pueblo Judío harán todo lo posible para impedir que la verdad y la ‎justicia sean degradadas por las falaces Resoluciones de la UNESCO.‎
Las palabras finales están dirigidas a la Directora de la UNESCO, Irina Bokova (Sofía, Bulgaria, ‎‎1952) quien, en función de su postulación para la Secretaría General de la ONU y necesitando ‎los 54 votos de los países musulmanes, ha vendido su alma a la incultura y a la indignidad.‎