La mujer judía, como parte de la sociedad, no es ajena a los cambios que tienden cada vez más a igualar el rol del hombre y la mujer. El valor que tiene la mirada y la participación de las mujeres nos permite, hoy, ocupar lugares que hasta hace muy poco eran pensados solo para los hombres. La comunidad judía es un fiel reflejo a estos cambios y encontramos a mujeres dirigentes comunitarias, Rabinas, etc.
Sin embargo, la mujer judía en un mundo globalizado tiene una responsabilidad extra al resto de las mujeres, asegurar la continuidad de la Comunidad ya que no ha dejado de ser el sostén del hogar. Es ella quien nutre y educa a la familia con valores judíos, es quien reúne a sus hijos en la mesa y quien prepara la casa para recibir el Shabat en familia. La mujer judía tiene tres mitzvot: La Jala, el encendido de las velas y la Mikve (purificando cuerpo y alma).
La mujer judía sigue teniendo como prioridad el cuidado espiritual de su propia familia, que puedan estar orgullosos de sus raíces y de ser judíos. Es la encargada de transmitir los valores, tradiciones y costumbres de generación en generación, siendo la guía de sus hijos, desde el amor que es lo que le dará al niño el respeto y amor por sus costumbres y tradiciones.
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