PRENSA

Antisemitismo asumido: la culpa es del Otro

El humor negro practicado en su tiempo por el concejal madrileño a costa del exterminio de los judíos europeos ha vuelto a traer a primera línea la cuestión nunca superada del antisemitismo. Se dirá que es algo un poco exagerado y que conviene contextualizar el exabrupto. Es posible que lo primero no vaya del todo descaminado. En cambio lo segundo, algo siempre recomendable, empeora las cosas… El origen del antisemitismo moderno está en la gran crisis cultural, social y política de finales del siglo XIX. Uno de los síntomas, o de los efectos, de aquella quiebra fue una nueva forma de vivir la identidad personal. Hasta ahí lo que constituía a la persona era un hecho relativamente claro. El Yo, que debo ser capaz de controlar, se opone al Otro que me es ajeno y contra el que tomo posiciones cuando me siento amenazado: tal es el fundamento del antisemitismo clásico. A finales del siglo XIX, las cosas empezaron a cambiar. Lo que hasta ahí era exterior a las personas cobró de pronto una dimensión interna. Un poeta lo dijo muy bien: Yo es Otro. El descubrimiento del inconsciente es una de las grandes consecuencias de este desplazamiento total del campo de la identidad: las personas no saben lo que son, ni son capaces de controlar las pasiones convertidas en pulsiones. Ver Nota Completa en: http://www.radiojai.com.ar/online/notiDetalle.asp?id_Noticia=75781.