El jurado de un tribunal de la ciudad de Linz, Austria, condenó por unanimidad a un hombre de 71 años que, en una carta dirigido al Ayuntamiento de la localidad y a la administración del memorial del campo de concentración de Mauthausen, afirmó que había probado que las cámaras de gas y la sistemática matanza genocida habían sido inventadas. Según el hombre, cuando el visitó el lugar no encontró rastros de las cámaras de gas y concluyó que, por lo tanto, no habían existido y que el Holocausto «debía ser una mentira inventada por los banqueros sionistas”. También afirmó que Hitler y Alemania no eran culpables de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto sería una carga para siempre para Austria. El jurado lo condenó luego que el administrador del memorial del campo de Mauthausen declarara como testigo que hombres de la SS habían quitado los tubos de gas poco antes de que el campo fuera liberado y de que un psiquiatra evaluara que, pese a la edad, el autor de la carta estaba en su sano juicio.
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