El 18 F no fue un día más en mi vida. La marcha del silencio fue un increíble acto masivo en defensa no de un partido ni tampoco de un pensamiento político, sino de una forma de vida más armónica y en democracia. La gente expreso a través de la marcha la necesidad que tenemos como sociedad de recuperar los valores universales de justicia, igualdad ante la ley y compromiso con la verdad. No hay sociedad que pueda desarrollarse sostenidamente en el tiempo si lo valores fundacionales no se aplican a cada acto de la vida cotidiana y creo que la gente expreso de alguna forma ese reclamo, sin acusaciones hacia ningún sector, ni partido político sino como una aspiración colectiva donde todos y cada uno de nosotros es y debe ser responsable.
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