En un gesto sorpresivo y audaz, el Papa Francisco invitó ayer a los presidentes de Israel, Shimón Peres, y de Palestina, Mahmud Abbas, a encontrarse y rezar juntos en el Vaticano por la paz entre israelíes y palestinos. El histórico convite lo formuló el propio pontífice durante la misa que ofició en la plaza próxima a basílica de la Natividad, en Belén, a poco de comenzar el segundo día de su visita a Tierra Santa. Asimismo, antes y después de esa celebración, fue enfático al pedir, siguiendo la línea histórica de la Santa Sede, que la llamada “solución de los dos Estados” –o sea, que tanto los israelíes como los palestinos tengan territorio, seguridad, libertad y dignidad– “se convierta en una realidad y no quede en un sueño”. La propuesta del Papa fue inmediatamente aceptada por Abbas y Peres, según dejaron trascender desde su entorno. Y se estima que se concretará a la brevedad –tal vez en los primeros días de junio– para que no se diluya el entusiasmo que provocó y, particularmente, porque Peres de 90 años, pero en buena forma, dejará su cargo el 27 de julio.
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