PRENSA

La liberación de Auschwitz

Se conmemora hoy el Día Internacional de la Memoria del Holocausto en homenaje a las víctimas y al trágico ‎desenlace del exterminio nazi. La fecha marca el día de la liberación de Auschwitz, que se proyecta como el ‎núcleo del asesinato de seis millones de judíos, parte de la planeada aniquilación total del pueblo judío y de su ‎cultura, impedido sólo por la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial.‎

Entre el final del siglo XVIII y el inicio del XIX, los judíos habían logrado, por lo general, una posición de igualdad ‎con respecto a los demás ciudadanos en la mayoría de los Estados, y un buen número de ellos llegó a ‎desempeñar funciones importantes en la sociedad. Pero en este mismo contexto histórico, especialmente en el ‎siglo XIX, se desarrolló un nacionalismo exasperado y falso. En un clima de rápidos cambios sociales, los judíos ‎fueron a menudo acusados de ejercer un influjo excesivo en relación con su número. Entonces comenzó a ‎difundirse, con grados diversos, en la mayor parte de Europa, un antijudaísmo más sociopolítico que religioso.‎

Durante ese período, comenzaron a surgir teorías que negaban la unidad de la raza humana, afirmando la ‎diferencia originaria. En el siglo XX, el nacionalsocialismo en Alemania usó esas ideas como base pseudocientífica ‎para una distinción entre las llamadas razas nórdico-arias y supuestas razas inferiores. El nacionalsocialismo fue ‎mucho más allá, al negarse a reconocer cualquier realidad trascendente como fuente de la vida y criterio del ‎bien moral. En consecuencia, un grupo humano, y el Estado con el que se había identificado, se arrogó un valor ‎absoluto y decidió borrar la existencia misma del pueblo judío, llamado a dar testimonio del único Dios y de la ‎Ley de la Alianza.‎

Esa ideología extrema se convirtió en fundamento de las medidas tomadas, primero para expulsar a los judíos ‎de sus casas y, luego, para exterminarlos. La Shoah fue obra de un típico régimen inhumano. Las víctimas, desde ‎sus tumbas, y los supervivientes mediante su emotivo testimonio de lo que sufrieron, se han convertido en un ‎fuerte clamor que llama la atención de la humanidad entera. Recordar ese terrible drama significa tomar plena ‎conciencia de la saludable advertencia que implica: a las semillas del antijudaísmo y del antisemitismo jamás se ‎les debe permitir echar raíces en ningún corazón humano.‎