PRENSA

El rabino amigo del Papa

Invitado por Francisco, Abraham Skorka se alojó varios días en el Vaticano. Una amistad que comenzó por el fútbol, hace 15 años, y que se profundizó al calor del diálogo interreligioso, que ambos impulsan. En Argentina, muchas cosas tienen su inicio en torno al fútbol. La amistad entre Jorge Mario Bergoglio y Abraham Skorka también se inscribe en ese origen. “Este año creo que vamos a comer puchero de gallina”, le dijo en tono de broma el entonces arzobispo de Buenos Aires, fana de San Lorenzo, al rabino simpatizante de River Plate. El escenario de la chanza no fue cualquiera: en el atrio de la Catedral Metropolitana, a la salida del Te Deum del 25 de mayo de 1999, Bergoglio había decidido saludar uno por uno a los invitados de otras confesiones y a cada cual le preguntaba de qué equipo era hincha. “Ese chiste, tiró debajo todo muro entre nosotros”, rememora Skorka. “Me quedó en la memoria porque en ese momento lo sentí cerca y pensé: ‘Con este hombre se puede trabajar, ir hacia adelante’”. Desde aquel puntapié inicial, la amistad entre el ahora Papa Francisco y el director del Seminario Rabínico Latinoamericano “Marshall T. Meyer” se fue forjando en el fuego de las coincidencias y de una visión en común. “Quizá esa escena tuvo que ver con mi postura a favor del diálogo interreligioso. Él debía saberlo”, agrega el responsable de la comunidad Benei Tikva, del barrio porteño de Belgrano.