PRENSA

De la oscuridad del Holocausto a la cumbre de la ciencia

La historia del investigador Martin Karplus, uno de los galardonados ayer con el Nobel de Química, es quizás la más conmovedora. Este investigador judío, que nació en Viena hace 83 años, escapó del Holocausto a Estados Unidos, donde sigue viviendo. En un extenso artículo publicado en 2006 en una revista científica, Karplus contó que huyó a los ocho años con su familia de Austria, a la llegada de las tropas del Tercer Reich. Relató que en la primavera de 1937 sus compañeros de clase «rechazaron de repente relacionarse con nosotros y empezaron a molestarnos, llamándonos `sucios judíos?, mientras que nosotros intentábamos, simplemente, estar con ellos». En marzo de 1938, cuando llegaron las tropas nazis, su madre consiguió llevarlo a Suiza, mientras su padre era encarcelado en Viena, una situación cuyo recuerdo aún lo hace sentirse «traumatizado». La madre de Karplus decidió comprar un pasaje de un transatlántico a Nueva York que debía partir de la ciudad francesa de El Havre, sin tener noticias de su padre. Pero, como en una película, «él apareció milagrosamente en El Havre días antes de la salida prevista de nuestro barco», contó Karplus, quien recién supo tiempo después que su tío había pagado la fianza para que lo liberaran. Instalada la familia en Boston, el interés científico de Karplus se reveló cuando le regalaron un microscopio. Fue el principio para un genio de las ciencias, que obtuvo su doctorado en la Universidad de Caltech, California, con sólo 23 años y que ayer ganó el máximo reconocimiento al que un científico puede aspirar.