PRENSA

A 19 años del atentado a la AMIA

Por Daniel Goldman. Una de las funciones del intelectual es la de clarificar de manera crítica e interpelativa la palabra en su contexto político-social, denunciando de modo responsable cualquier hipocresía que legitime la injusticia y la represión. Walter Benjamin es para mí el ejemplo raigal del intelectual. Benjamin hizo honor a la sagrada misión de deliberar y desafiar despojándose de toda sumisión. Con un estilo altamente provocativo quiso, como decía él, pasarle el contrapelo a la historia para retar al pensamiento, a la actitud y a la acción que se acomoda y se adapta, lamentablemente, mucho más rápido de lo que imaginamos. Entre su materia de escritura se encuentra una sección dedicada al concepto de la moda. Benjamin la denomina “Madame Moda”, dama mítica que acompaña a su camarada “Madame Morte”, ambas hermanadas en un diálogo que concluye con la aceptación de buena manera de estar juntas y arrastrarse al mismo destino. Dicho de otro manera, la moda es colega de la muerte y parodia del mismo cadáver. La moda cambia rápido, tan rápido que provoca la muerte. ¿Cómo se le encuentra una vuelta a la palabra, para que la palabra no sea moda y muerte, sino un objeto que enriquezca la vida y el entorno, de modo tal que retorne a ser significativa, inagotable e inextinguible? El 18 de julio de 1994 produjo que la palabra ciudadanía cambiara de rumbo para los que habitamos nuestra ciudad, sus casas, sus calles y sus plazas. Ver Nota Completa en http://sur.infonews.com/notas/el-18-de-julio-y-la-memoria-activa.