PRENSA

70 años del Gueto de Varsovia: el Levantamiento de los chicos

El primer cañonazo se escuchó alrededor de las nueve de la noche, en el momento en que partían el Matzá, el pan sin levadura, para celebrar el Pesaj de ese 19 de abril de 1943. El segundo cañonazo terminó por destruir la parte superior del primer edificio ubicado justo frente a la entrada del gueto, por la actual calle Minow, en pleno centro de Varsovia. Los muchachos de la resistencia liderados por el delgado e hiperactivo Mordecjai Anielewicz, estaban esperando este momento desde hacía tres meses. Los mensajeros comenzaron a correr por las cloacas y desagües dando el alerta a todos los activistas. Los partisanos de las dos principales organizaciones judías clandestinas del ZOB y la ZZW, habían recibido algunas pistolas y fusiles de la Armia Krajowa, el Ejército Territorial Polaco, que resistía la ocupación en la “zona aria”. Pero la fuerza alemana era devastadora: 2.054 soldados y 36 oficiales del ejército, 821 comandos de las SS y 363 colaboracionistas polacos. “Me acuerdo de los que estaban en la resistencia. Eran chicos muy jóvenes, apenas un poco mayores que yo que tenía 13 o 14 años. Les faltaba ya la familia o se los estaban llevando. No tenían nada que perder”, cuenta Eugenia Unger, sobreviviente del gueto de Varsovia y de cinco campos de concentración, que vive en Buenos Aires desde 1948. Me muestra el número tatuado por los nazis que aún es perfectamente visible en su brazo y sigue contando: “Se escondían en casas clandestinas y para moverse se metían por las alcantarillas”. Unos 7.000 judíos murieron combatiendo. Otros 6.000, asfixiados bajo los escombros. Y unos 40.000 fueron enviados a Treblinka. Pero 70 años más tarde siguen siendo uno de los mayores símbolos de la resistencia a la opresión.