Un cálido homenaje al papa Francisco reunió a dirigentes y miembros de variadas colectividades y cultos el domingo 7 de abril, a las 11.30, que asistieron a una misa presidida por el obispo auxiliar y administrador arquidiocesano de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza, en la Catedral porteña. Allí, asistió el titular de la DAIA, Julio Shlosser.
El encuentro fue una iniciativa de la Dirección General de Cultos dependiente de la Subsecretaría de Relaciones Internacionales e Institucionales junto con la Dirección General de Colectividades dependiente de la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural del Gobierno de la Ciudad de Buenos.
Con sus banderas y trajes típicos, las colectividades y los cultos buscaron honrar al “papa Francisco, un argentino hijo de inmigrantes que, desde su misión pastoral como arzobispo de Buenos Aires, y en el poco tiempo de su pontificado, ha señalado como valores fundamentales de la sociedad el amor al prójimo, el respeto, la humildad, el diálogo interreligioso, el perdón y la esperanza en un mañana mejor”.
Detrás del altar se ubicaron representantes de distintas colectividades; entre otras, paraguaya, ucrania, eslovena, boliviana, haitiana, escocesa, libanesa, y de distintas regiones de Italia y de España, con coloridas vestimentas y gallardos estandartes.
Monseñor Sucunza comentó un párrafo de la epístola de San Pablo a los Colosenses, que dice que “ya no hay pagano ni judío, circunciso o incircunciso, esclavo ni libre… sino que Cristo es todo y está en todos” y al señalar el llamado de Jesús a una vida nueva estimó que no hay una comunidad que no piense en cómo mejorar la vida. Recordó que él es nacido en Pamplona, que su papá era un pastor agricultor que vino a la Argentina y comentó a los representantes de las comunidades inmigrantes que se sentía “de este lado y de su lado”.
Concelebraron la Misa los obispos Charbel Merhi, eparca maronita, y Daniel Kozelinski Nettyo, eparca ucranio, y los sacerdotes Fernando Gianetti y José Juan Cervantes.
En el presbiterio se ubicaron los arzobispos Tarasios, de la Iglesia Ortodoxa Griega, y Kissag Mouradian, de la Iglesia Apostólica Armenia. Tarasios evocó el llamado de Jesucristo a Pedro, que está escrito en latín y en griego en la basílica de San Pedro, y haciéndose eco, dijo: “Tú, Francisco, apacienta las ovejas de Cristo”.
Monseñor Mouradian recordó que su amigo el cardenal Bergoglio ha sido un gran amigo del pueblo armenio y siempre les pedía a todos que rezaran por él, por lo cual dijo: “Me tomo la libertad de pedir que todos recen por él”.
Concluido el oficio, el subsecretario de la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural del Gobierno de la Ciudad de Buenos, Claudio Avruj, manifestó su profundo respeto por “la santidad de esta casa que abre sus puertas” y destacó el enriquecimiento que para todos supone el vivir en la ciudad con respeto al otro en búsqueda de una verdadera paz.
El director general de Cultos, Dr. Alfredo Abriani, ponderó la importancia que tiene la promoción de la amistad y el respeto de quienes profesan distintas religiones. Citó palabras de Francisco sobre “la sed de absoluto” y que el hombre no quede reducido a “lo que produce y consume”.
La señora Irma Rizzutti, por el Foro de las Colectividades, saludó al papa Francisco como “hijo de inmigrantes” e invitó a retribuirle todo el amor que dispensa.
El obispo Frank de Nully Brown, de la Iglesia Evangélica Metodista, dijo que “como parte del pueblo evangélico compartimos esta alegría del pueblo católico y nos comprometemos a orar por él en su ministerio pastoral que es el mundo y sus expectativas”.
El rabino Abraham Skorka, de la comunidad judía Benei Tikvá, pidió que Dios ilumine su senda y que pueda ser referente mundial para todos.
El sheij Muhammad Zanaty, iman del Centro Islámico de la República Argentina, pidió para el máximo representante de la fe católica la ayuda de Dios, Clemente y Misericordioso.
La maestra Miao Zhong, budista, del monasterio Fo Guang Sham, leyó un mensaje del fundador de su corriente,el maestro Hsing Yun, que reside en Taiwan, quien destacó el espíritu de justicia, amor, paz y derechos humanos que la religión católica ha promovido en el mundo. Manifestó la alegría que sienten los budistas con el Papa, con quien desean trabajar juntos por la paz mundial, eliminando antagonismos.
El templo estaba lleno y entre otros asistentes se encontraban el director general de Colectividades del gobierno local, Julio Croci; el presidente del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR), Octavio Loprete; los rabinos Sergio Bergman y Arieh Sztokzman; David Frol, por los mormones; Nancy Falcón, del centro cultural Alba, el presidente de la Federación Argentina de Colectividades, Juan Sarrafian y la periodista Francesca Ambrogetti, coautora de una biografía del cardenal Bergoglio.