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CARDENAL KOCH: “LOS JUDÍOS SON NUESTROS ‎HERMANOS; EL PAPA NO RETROCEDE”‎

‎“Sobre la declaración “Nostra Aetate”, la Iglesia católica no retrocede, porque no ‎puede poner el discusión el Concilio: es impensable. Y el Santo Padre no puede ‎negar su magisterio”. Lo afirmó el cardenal Kurt Koch, presidente de la Comisión ‎vaticana para las relaciones religiosas con el judaísmo, en una entrevista con el ‎Servicio de Información Religiosa sobre la Jornada del Diálogo judío-cristiano que ‎se celebra en Italia el día de hoy. El cardenal suizo respondió explícitamente a las ‎‎“preocupaciones” que genera el proceso de diálogo entre la Santa Sede y los ‎lefebvrianos de la Fraternidad sacerdotal San Pío X. ‎
‎“Los judíos –dijo el cardenal– son nuestros hermanos mayores: sobre todo en la ‎visión de Benedicto XVI sobre la unidad entre los dos Testamentos, estamos ‎relacionados con los judíos indisolublemente. Esta es la visión clara, incluso a la luz ‎de la Declaración conciliar “Nostra Aetate”. No hay ninguna duda en la Iglesia ‎católica de que esta declaración sigue teniendo valor hoy en día. Es solo el grupo ‎de los lefebvrianos el que no lo acepta, no acepta el diálogo ecuménico, la ‎relación con los judíos ni la libertad religiosa. En cambio, son puntos centrales del ‎magisterio del Santo Padre y si un grupo que no acepta el Concilio y no acepta un ‎Magisterio, se debe preguntar cómo es que se considera católico. Este es el ‎problema fundamental”.‎
El cardenal también recordó lo que dijo el padre Lombardi con respecto a las ‎frases del obispo Fellay. “Cualquier forma de antisemitismo es un acto no cristiano ‎y la Iglesia católica debe combatir con todas sus fuerzas este fenómeno”.‎
Mientras tanto, el cardenal Walter Kasper en el prefacio a un libro sobre la ‎relación entre Jesús y el judaísmo (publicada hoy por “L’Osservatore Romano”) ‎indicó que “un verdadero ecumenismo sin Israel no es posible”. El cardenal, que ‎es presidente emérito del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, ‎subrayó con firmeza en el texto la condena del Holocausto y del antisemitismo, así ‎como del antijudaísmo, porque, recordó, “un antijudaísmo teológico cristiano ha ‎contribuido a lo largo de los siglos en este sentido, animando una difundida ‎antipatía hacia los judíos, por lo que un antisemitismo motivado por la ideología ‎racial tomó un ímpetu en esta forma terrible, mientras que la resistencia en contra ‎de la inhumana brutalidad no alcanzó la amplitud y la claridad que se esperaba”.‎
‎“Israel sin la Iglesia –concluyó Kasper– corre el riesgo de convertirse en ‎demasiado particular e aislado, mientras que la Iglesia sin Israel» podría «perder ‎su arraigo histórico y convertirse en histórica e agnóstica”. “Israel y las Iglesias se ‎necesitan mutuamente y por ello están en una relación de recíproca dependencia. ‎Un verdadero ecumenismo –explicó Kasper– sin Israel no es posible”.‎