La Cancillería respondió ayer al pedido del fiscal especial para la causa AMIA, Alberto Nisman, que las negociaciones que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el del iraní Mahmud Ahmadinejad eran parte “de un proceso de negociación diplomática entre Estados” en el que ambos acordaron “mantener reserva de su contenido”. De esta manera, el Gobierno justificó el hermetismo que mantedrá en las conversaciones con Teherán iniciadas hace más de un año, selladas en setiembre pasado por los cancilleres en Nueva York, y vueltas abrir este mes en Ginebra, donde seguirán a fines de este mes. La nota, a la que accedió Clarín , fue enviada cinco días después del pedido que al unísono hicieron el fiscal e Israel al canciller Héctor Timerman, a quien le pidieron información a raíz de la preocupación tanto de la DAIA como de la AMIA sobre las negociaciones bilaterales abiertas nuevamente y de las cuales no se conoció el contenido. Ocurre que con fluidas relaciones comerciales, los gobiernos buscan normalizar las relaciones diplomáticas –hoy al nivel de encargado de negocios– que se deterioraron a raíz de que la Justicia argentina acusa a ocho ex y actuales funcionarios persas de ser autores intelectuales del atentado que, en 1994, causó 85 muertos en Buenos Aires.
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