PRENSA

El hermano mayor del terrorista de Toulouse, acusado de complicidad

Abdelkader Merah, hermano del asesino de tres soldados, tres niños y un rabino, en Toulouse y Montauban, será inculpado por los delitos de «complicidad en varios crímenes» y «asociación de malhechores con fines terroristas». Abdelkader Merah fue detenido con su esposa en Auterive, a 40 kilómetros de Toulouse, y habría declarado estar «orgulloso» de los crímenes por su hermanos menor, antes de ser puesto a disposición judicial, en París.

Abdelkader estaba fichado por ser un integrista peligroso, que habría seguido en El Cairo cursos de «teología musulmana». Estuvo relacionado, hace años, en la organización de una «filial» de yihadistas europeos que «combatieron» en Irak. Él niega toda complicidad material con los crímenes de su hermano, pero la Policía ha descubierto indicios «graves y concordantes» que hacen muy verosímil su participación como cómplice en los crímenes de su hermano.

Ayer domingo se celebraron sentadas y manifestaciones silenciosas en París y una veintena de capitales de provincias, para denunciar el terrorismo islámico, racista y anti semita. La gran mayoría de las manifestaciones fueron convocadas por la Liga contra el Racismo y el Antisemitismo (Licra), cuyo presidente, Alain Jakubowicz, leyó un breve texto, explicando el sentido de las manifestaciones convocadas en toda Francia, de este modo: «El corazón moral de Francia ha sido golpeado por actos de terrorismo marcados con el sello del racismo y el antisemitismo. Actos de barbarie, que intentan sembrar el odio, el miedo, el caos. Creemos, por nuestra parte, que es el momento de dar muestras de solidaridad entre los ciudadanos de todas las confesiones, todas las opiniones políticas, sea cual sea el color de su piel, manifestándonos juntos, para demostrar nuestro asco ante el odio racista y antisemita, apelando a la defensa de los valores comunes de la República».

En la manifestación de París, la presencia de varios burócratas socialistas, como el alcalde de París, Bertrand Delanoë, acompañado de un fotógrafo propio, fue saludada por muchos con gritos de «¡Oportunista..!».