PRENSA

Repudio de OJDI

La Organización Judía para el Diálogo Interconfesional, OJDI, deplora que las autoridades de la «Exposición del Libro Católico» de La Plata hayan denominado a la Sala de Lectura y vides de la Exposición del Libro Católico con el nombre de Gustavo Martínez Zuviría, conocido en su obra literaria como Hugo Wast. El titular de la muestra se remite a un artículo que publicó en el 2002, en respuesta a un grupo de ediles y vecinos que habían expresado su repudio ante la misma circunstancia.-. Escribió: «Me permito sospechar que los «vecinos» denunciantes y los ediles que impusieron el sambenito de antisemita a El Kahal – Oro no pasaron del prólogo en su lectura del libro.» La ideología judeofóbica de Wast queda crudamente demostrada justamente en el prologo del libro que, obviamente, no incluye elementos de ficción. Veamos dos párrafos: «… Buenos Aires, cabeza enorme de una república de población escasa, palanca de dirección omnipotente de este país sin tradiciones, densamente extranjerizado, puede ser la Babilonia incomparable, la capital del futuro reino de Israel. Ni Nueva York, ni Varsovia, podrían disputarle el honor de ser la cuna o la metrópoli del Anticristo.» «Si el odio al judío es anticatólico, porque debemos amarlo como al prójimo, el odio a las doctrinas de la Sinagoga, la autoridad civil y religiosa del judaísmo, que persigue la destrucción de la Iglesia Romana ……es auténticamente católico, y no digamos cristiano, para no incurrir en confusiones, pues algunas sectas protestantes hacen muy buenas migas con ella» Menciona también el titular de la exposición que la obra, traducida a muchos idiomas, no pudo ser editada en la Alemania nazi: precisamente porque no profesaba el racismo antisemita. Decir una verdad a medias es faltar a la verdad. La novela desarrolla un rocambolesco argumento, cuya trama reproduce las calumnias antisemitas de los Protocolos de los Sabios de Sión.- En su final, un hijo y una hija de padre y madre judíos, casados con cónyuges católicos se redimen al incorporarse a la Iglesia. Es obvio que un régimen racista y asesino bajo el cual si tan sólo uno de los cuatro abuelos de cualquier persona era judío convertía a su nieto en víctima a ser sacrificada en los campos de exterminio, no iba a permitir la publicación de un texto donde la «sangre judía» existiera por partida doble.- Quizá Martínez Zuviría no profesaba el racismo antisemita.- Pero sin lugar a dudas su prólogo y el contenido de su novela «Kahal-Oro» constituyen una muestra acabada de ese antisemitismo religioso deplorado por el Concilio Ecuménico Vaticano II y condenado por todos los Papas electos desde entonces incluido en destacado lugar el Beato Juan Pablo II.- Mario Burman, presidente; Jorge Sinderman, secretario.