Horacio Lavandera se presentó nuevamente en el Teatro Colón con un concierto dedicado íntegramente al piano solista, esta vez para el ciclo de la DAIA. Se podría enumerar muchos atributos de Lavandera como pianista y muchos de ellos son condición necesaria para que un intérprete logre una combustión emocional intensa, pero por alguna razón esa combustión no llega en él a su punto de ebullición. Su fraseo y articulación son más que correctas, y la resolución técnica de los pasajes más exigentes, irreprochables; pero aún dentro de tanta corrección resulta difícil hallar un pathos retórico, un contenido dramático convincente en las interpretaciones que Lavandera hace de Beethoven. (…)
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