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La escuela es donde más se discrimina

Siete de cada diez adolescentes argentinos fueron testigos de alguna forma de discriminación, y cuatro de cada diez la sufrieron en carne propia. El escenario: la escuela, en primer lugar, en forma abrumadora, y en segundo lugar, la calle. Así lo revela una encuesta realizada entre 900 chicos de siete provincias, divulgada ayer por Unicef Argentina.

El aspecto físico, es decir, el color de la piel y el tamaño o el peso es el principal motivo por el que los chicos son discriminados. La nacionalidad es la segunda de las razones: el 65% de los adolescentes consultados mencionó a los inmigrantes bolivianos como las personas más discriminadas en nuestro país. También mencionaron a los pobres (15%).

La investigación abarcó a jóvenes de entre 13 y 18 años de la ciudad de Buenos Aires y de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, San Juan, Mendoza, Salta y Jujuy. Todas son sedes donde se juegan los partidos de la Copa América 2011, ya que Unicef es la entidad benéfica oficial del certamen y lanzó una campaña para que miles de personas se comprometieran contra la discriminación. La encuesta fue domiciliaria y se realizó entre el 17 y el 28 de junio último.

«Lo peor es cuando el derecho a no ser discriminado empieza a afectar a otros derechos, cuando se dificulta el ejercicio de otros derechos como la educación o la salud», explicó el representante de Unicef Argentina, Andrés Franco, al presentar la encuesta, considerada un diagnóstico útil que pone al aula como escenario principal en la ofensiva para tratar de revertir las cifras.

La escuela fue mencionada en el 67% de los casos. El 69% de los chicos presenció allí un acto de discriminación, y un 63% dijo haber sido discriminado.

En igual sentido, fue un compañero de escuela quien ejerció la discriminación, seguido por los amigos, la policía y los «patovicas». Los maestros, en tanto, se ubican en el quinto lugar de la lista de quienes discriminaron, según los jóvenes encuestados.

«Los actos discriminatorios ocurren en la sociedad, de la que la escuela es parte. Frenar la discriminación es complicado porque es parte de un diálogo social», estimó Franco.

Apodos e insultos

A la hora de describir la situación en la que se sintieron discriminados, el 34% de los chicos señaló que fue insultado o recibió un apodo despectivo, mientras que el 31% explicó que la persona que lo discriminó se comportó como si fuera mejor que él.

«Esto se relaciona directamente con el bullying en las escuelas», destacó Franco, que recordó las cifras que hace unos meses presentó Unicef sobre la violencia en las escuelas: el 66% de los alumnos había visto situaciones constantes de humillación, hostigamiento y ridiculización. Los porcentajes más altos de estos conflictos se daban entre chicos pertenecientes al nivel socioeconómico más alto.

Después de las cuestiones físicas y la nacionalidad, el nivel socioeconómico es la tercera causa por la que los adolescentes se sienten discriminados. La edad y el género fueron señalados por el 4% de los entrevistados. A pesar de la escasa incidencia de la discriminación de género, cuando se les consultó sobre la percepción que tienen sobre la sociedad argentina, el 82% de los adolescentes respondió que es muy o bastante machista. Mientras que el 83% aseguró que es muy o bastante racista y el 72% que es «muy» o bastante xenófoba. Más benévolos fueron a la hora de la autocrítica: el 74% cree que la juventud argentina es muy o bastante machista.

Cuando se les preguntó qué harían para reducir la discriminación, la mitad de los chicos habló de organizar actividades informativas en las escuelas. «Esto nos demuestra que la encuesta es una oportunidad de dialogar sobre los procesos de discriminación, ya que muchos lo hacen sin saber y, cuando se habla del tema y se identifica la discriminación, ésta disminuye», consideró Franco.

«No siempre se trata de un acto de mala fe. Muchos actúan por seguir a otros o porque así lo aprendieron, pero cuando se les explica el tema, dejan de discriminar. Cuanto más se habla del tema, mejor», agregó.

Por otra parte, Unicef invitó a los gobernadores de las provincias donde se realiza la Copa América a sumarse a la campaña «Con tu firma, ganan los chicos». A cada gobernador le presentan el estudio, y se discuten con ellos las respuestas de la provincia. «No tanto para que el Estado lidere el diálogo, sino para que lo facilite», sintetizó Franco.

Los futbolistas Lionel Messi y Diego Forlán, embajadores de buena voluntad de Unicef, encabezan esta campaña que se difunde en las canchas antes de cada partido. La idea es que cada vez más personas se sumen en adhesión digital al compromiso a favor de la infancia y contra la discriminación, en www.facebook.com/UNICEFARGENTINA