PRENSA

Atentado en Pakistán en venganza por la muerte de Osama: 80 muertos

Las clásicas combis paquistaníes esperaban a las seis de la mañana de ayer para transportar a los reclutas de la policía Frontier Constabulary en Shabqadar, a 30 kilómetros al norte de Peshawar, en el área tribal paquistaní, cuando escucharon dos horrendas detonaciones. Un suicida se hizo estallar y otra bomba plantada en el lugar explotó, en el día sagrado de los musulmanes. Al cierre de esta edición había al menos 80 muertos y 115 heridos graves en el atentado contra la academia policial más importante de la zona tribal para vengar la muerte de Osama Bin Laden en Pakistán, el último 2 de mayo, por un grupo comando de EE.UU.

El Tehrik e Talibán (TTP) –los talibán de Pakistán y rama local del grupo terrorista Al Qaeda– se adjudicó el ataque, que hasta ahora es el más sangriento del año, en un país acostumbrado al horror.

“Esta es la primera revancha por el martirio de Osama. Esperen ataques más grandes en Pakistán y Afganistán”, dijo Ehsanullah Ehjsan, un vocero talibán, por teléfono satelital a la agencia AFP.

“Los paquistaníes y las fuerzas norteamericanas deben estar listos por más ataques”, dijo otro vocero talibán a la cadena CNN.

Las bombas estallaron cuando los recién entrenados cadetes de la Frontier Constabulary, que controla las fronteras del país como una gendarmería, se dirigían a ómnibus y combis para unas vacaciones de 10 días en sus casas, al haber finalizado un curso de entrenamiento de 9 semanas. Estaban todos vestidos de civil, al igual que sus profesores.

“Yo estaba sentado en la combi con mis colegas. Todos estábamos con ropas civiles y felices de poder volver a casa y ver la familia”, contó a AFP Ahmad Ali, un policía herido en el atentado, desde su cama en el hospital de Shabqadar.

“Escuche a alguien gritar ‘Allah Abkar’ e inmediatamente llegó la detonación. Sentí que me pegaba algo en la espalda. Al mismo tiempo, escuché otra explosión enorme y salte de la combi. Sentí que estaba herido y sangrando”, explicó.

Según los testigos, el suicida llego en un motoneta y se detonó en el medio de la calle, cuando vio al personal policial en la puerta de la academia.

Los TTP, el grupo talibán que hizo una alianza con Al Qaeda en el 2007, es el principal responsable de una ola de 450 atentados, con 4.300 muertos en todo el país en los últimos cuatro años, en nombre de la Jihad o guerra santa, que le declararon a Islamabad por su apoyo a Estados Unidos.

El Frontier Corp, que está formado mayoritariamente por la etnia pashtún, ha sido atacado en toda la zona tribal en los últimos años. Allí se encuentran la base de los talibán afganos del clan Haqqani, aliados de Bin Laden pero también de los servicios secretos paquistaníes (ISI), con el que combatieron juntos en la Jihad contra los rusos, que habían ocupado Afganistán.

En este escenario, de montañas rugosas, cuevas y valles paradisíacos, donde la única ley que domina es la tribal, los norteamericanos pensaban encontrar refugiado a Bin Laden y no en la elegante y colonial Abbottabad.

El atentado se produce 11 días después de que Bin Laden fuera ejecutado por fuerzas especiales norteamericanas. Una espectacular operación en el interior de Pakistán, que ha puesto a los militares y los servicios secretos paquistaníes en una posición más que incómoda y bajo la acusación de proteger al terrorista más buscado del mundo.

El brutal ataque se suma a la presión interna e internacional sin precedentes que están sufriendo los militares y el servicio secreto paquistaní (ISI), ante acusaciones de que protegían a Bin Laden.

El director del ISI, general Ahmed Shuja Pasha debió declarar ayer ante los parlamentarios paquistaníes y admitió “fallas de inteligencia”, que explican “el incidente en Abbottabad”. Dijo que el vínculo entre la CIA y el ISI es cercano a cero ahora. Las preguntas que los paquistaníes y Washington se hacen sobre por qué Osama no fue detectado por el ISI no fueron respondidas por Pasha. El premier paquistaní Yousaf Raza Gilani dijo que hay “un déficit de confianza” entre EE.UU. y Pakistán.