PRENSA

Al Assad duda del Holocausto

“Esto es el infierno. Hoy, en nuestro tiempo, el infierno debe de ser así, una sala grande y vacía y nosotros cansados teniendo que estar de pie, y hay un grifo que gotea y el agua no se puede beber, y esperamos algo realmente terrible y no sucede nada y sigue sin suceder nada. ¿Cómo vamos a pensar? No se puede pensar, es como estar ya muertos. Algunos se sientan en el suelo. El tiempo transcurre gota a gota”.
Si esto es un hombre, de Primo Levi.

El presidente sirio, Bashar al Assad, duda sobre algunas cosas de las que no se puede dudar. El líder que dirige una feroz dictadura que atormenta desde hace más de cuatro décadas a los sirios, mostró sus incoherencias el año pasado, durante su última visita a Buenos Aires. “El Holocausto forma parte de la historia, yo no estaba presente ni había nacido entonces. Que digan que fueron 6 millones o 10 millones de judíos los que fueron víctimas, no lo sé, porque yo no tengo datos precisos”, disparó Bashar. Sin titubear.

El jefe del régimen más represor de Medio Oriente, el mismo que no permite una manifestación opositora y que mantiene un estado de sitio permanente, puso en tela de juicio el genocidio del nazismo durante ese memorable encuentro porteño con un grupo de periodistas argentinos. “Por qué no hablamos de los 8 millones de soviéticos que fueron asesinados en la Segunda Guerra Mundial. Y por qué los palestinos tienen que pagar el precio de lo que ha ocurrido en esa guerra. ¿Esos no fueron holocaustos? La historia está llena de masacres, utilizando las balas o las cámaras de gas”, agregó el monarca que se muestra como un moderado.

“Tenemos que hablar con respecto de todas las masacres de la misma forma y con la misma altura, o dejamos de hablar. Desde 2003 hasta ahora, más de un millón y medio de iraquíes fueron asesinados. Ahora mismo, más de un millón y medio de palestinos están sufriendo bajo un bloqueo en Gaza y están muriendo poco a poco. ¿Esto no es un holocausto? La política de doble rasero no es aceptable: si no hablamos de las masacres que están ocurriendo hoy, no tenemos el derecho de discutir las masacres que ocurrieron en el pasado. Tenemos más de un holocausto ante nuestros ojos.” El hombre que heredó el poder de su padre, lanzaba cada una de sus palabras con la serenidad –y la impunidad– de los poderosos.

“Presidente, es posible coincidir con las masacres actuales, pero es necesario pedirle una aclaración, ¿usted duda de la existencia del Holocausto judío?”, le pregunté en aquella curiosa y calurosa tarde de julio. “No niego el Holocausto judío, pero no sé si exageran o no: no tengo datos precisos. También los campos de detención existían. Pero, ¿cuál es la diferencia que puede existir entre Guantánamo y los campos nazis? Lo que yo rechazo es hablar de este Holocausto únicamente de forma abstracta sin mencionar al resto. Y, además, si ese Holocausto existe, eso no quiere decir que todo lo que se narra alrededor del Holocausto sea correcto o cierto.”

También tuvo tiempo para señalar la “tolerancia” que, juraba, existía en su país. “En Siria hay una parte de la comunidad que es judía, aunque es una parte menor, y es respetada. En mi país hay una apertura y tolerancia con todos. Como musulmán, yo tengo respeto por las religiones que estuvieron antes como el Cristianismo y el Judaísmo. Yo creo en Cristo y creo en Moisés y no tengo ningún problema con los judíos.”
Por último, criticó a los dirigentes de la AMIA, que condenaron su visita. “Yo he venido a visitar la Argentina como un país abierto, no un país cerrado. Y si existen algunas personas que tienen una mente cerrada, eso no me afecta para nada.”

Esta semana, al menos 150 personas murieron en Siria, luego de pedir en la calle una apertura democrática y un cambio de régimen. Gente de mente cerrada, según Al Assad.