PRENSA

El Congreso Judío de Europa y el éxodo de judíos europeos

El presidente del Congreso Judío de Europa (CJE), Viacheslav Kántor, manifestó este mes en una rueda de prensa celebrada en Bruselas, su gran preocupación por el éxodo gradual de los judíos del Viejo Continente hacia Israel y los Estados Unidos. Esto va reduciendo la población judía a un ritmo de un 5% anual. La razón de este movimiento migratorio tiene que ver con los altos índices de antisemitismo en muchos países de Europa.
El Congreso Judío de Europa fundado en 1986 tiene su sede en París y oficinas en Bruselas, Estrasburgo, Berlín y Budapest representando a más de 2,5 millones de judíos distribuidos en 42 países europeos. Una de las acciones de esta organización durante este año fue denunciar que ciertas comunidades del continente europeo corren un serio peligro a raíz del antisemitismo.
El organismo reclamó a los gobiernos del continente y a la Unión Europea que lancen una campaña contra la intolerancia, de modo de recordarles a sus ciudadanos que la nueva Europa se estableció, después de la Segunda Guerra Mundial, en base al concepto de “nunca más”.
Moshe Kantor, presidente del CJE, aseguró que “las pequeñas comunidades judías enfrentan una situación en la cual están física, verbal y psicológicamente amenazadas por elementos fundamentalistas y sus cohortes de extrema izquierda, por un lado, y los neonazis de extrema derecha, por el otro”. “Si no pueden recibir protección o respiro por parte de las autoridades, entonces estamos entrando en un período muy oscuro para los judíos de Europa”, profetizó.
El CJE cita como ejemplo reciente el de una respetada escuela católica de Amberes, financiada por el gobierno, que organizó un “Día de Palestina” que incluyó actividades para los jóvenes repletas de referencias antisemitas, como “Tira a los soldados al mar”, en la cual niños eran invitados a arrojar en dos grandes tanques a réplicas de soldados judíos e israelíes. Otro caso destacado por la organización fue la interrupción de un evento infantil de la comunidad judía de Malmoe, Suecia, por parte de una pandilla de matones al grito de «Heil Hitler» y «cerdos judíos».
En respuesta, el flamante alcalde de la ciudad, Ilmar Reepalu, consideró que el aumento del antisemitismo era una consecuencia comprensible del conflicto palestino-israelí y afirmó que “no aceptamos al sionismo ni al antisemitismo”, equiparando la autodeterminación nacional judía con el odio y el racismo.