En el Museo del Holocausto de Buenos Aires se colocó ayer una placa en reconocimiento al recordado Papa Juan Pablo II por sus lazos de amistad con el pueblo judío y su permanente condena de la Shoá. Del tributo participaron, además de las autoridades del museo, encabezadas por Mario Feferbaum, directivos de la B´nai B´rith y la Confraternidad Judeo Cristiana. Por la Iglesia católica, estuvieron el secretario de la Nunciatura, monseñor Robert Murphy, y autoridades de la Universidad Católica Argentina.