PRENSA

Discurso pronunciado por el embajador de Francia en Argentina, Jean-Pierre Asvazadourian, en ocasión de la recepción brindada con motivo de la visita de la delegación del Memorial de la Shoá de París.

Señor Secretario de Derechos Humanos
Señor Director del Memorial de la Shoah
Señoras, Señores,

Es un honor para mi recibirlos en esta Embajada en ocasión del seminario sobre “la Shoah, los genocidios y los crímenes contra la humanidad: Enseñanzas para los juristas”.

Vuestros trabajos sobre la justicia y la memoria corresponden a lo que Francia intenta defender hoy en el mundo.

Sé que el combate en favor de la justicia animó y anima la acción de muchos de ustedes.

El imperativo de justicia es la condición necesaria para que los muertos descansen en paz y permitir a los sobrevivientes y a sus familias superar el recuerdo del genocidio.

En el caso de Francia, hizo falta tiempo para que ella mire la verdad de frente y reconozca la parte de responsabilidad que le correspondió al Estado en las atrocidades cometidas en su territorio durante la ocupación nazi. Lo hizo.

Gracias a la acción decidida de algunas personas, de las cuales usted forma parte, Sra. Klarsfeld, Francia emprendió el juzgamiento de los responsables de estos crímenes.

Así se llevaron a cabo, particularmente, los procesos de Jean Leguay, representante de Jean Bousquet ante las autoridades alemanas de la zona ocupada, condenado en 1979 por crímenes de lesa humanidad; de Klaus Barbie, jefe de la Gestapo en Lyon, condenado en 1987 a prisión perpetua; o, incluso, de Maurice Papon, alto funcionario del gobierno de Vichy y secretario general de la Gironde de 1942 a 1944, igualmente condenado en 1998.

Paralelamente, o concomitantemente con la justicia, la memoria es un elemento fundamental de toda sociedad para construirse o proyectar su porvenir. Contra el olvido, pero también contra la negación de los horrores pasados, de aquellos que el historiador Pierre Vidal-Naquet llamaba lo “asesinos de la memoria”, es primordial enseñar a las generaciones futuras lo que fue la empresa de muerte organizada por un régimen totalitario, para evitar que esto se reproduzca. Es un combate de todos los días que aún no se ganó, como lo demuestra la historia de la segunda parte del siglo XX.

De esta historia, Francia sigue estando firmemente convencida de la necesidad de reforzar la promoción y la defensa de los Derechos Humanos. Lo tradujo en acción política.

Este compromiso no ha fallado. Estoy conciente de la polémicas recientes que se están desarrollando en contra de Francia. Pero quiero asegurarles que mi país nunca ha hecho algo fuera del derecho y que siempre actúa con respecto a la persona humana.

Como para la Argentina, la promoción y la defensa de los Derechos Humanos constituyen hoy uno de los ejes centrales de nuestra acción exterior. Los dos países están, actualmente, a la cabeza de la defensa de estos Derechos. Es entonces natural que cooperemos con la Argentina, con la que tenemos numerosos puntos de convergencia en estos ámbitos.

Quisiera recordarles algunos ejemplos de esta cooperación que nos interesa muchísimo:

En 2006, archivos provenientes de la Biblioteca de documentación internacional contemporánea de la Universidad de Nanterre, fueron enviados al Archivo Nacional de la Memoria, dependiente de la Secretaría de Estado de Derechos Humanos, en el marco del proyecto de preservación del conjunto de archivos de la dictadura de 1976 a 1983 a título de Patrimonio mundial de la Unesco.
Estos archivos nos recuerdan cómo se organizaron las redes entre argentinos exiliados en Francia, relatan también las movilizaciones en Francia contra los militares, las denuncias de los secuestros y las desapariciones forzadas. Finalmente, los archivos relatan el eco encontrado en Francia contra la dictadura y el terrorismo de Estado en la Argentina. Por cierto, este eco no repercutió de la misma manera en todos los sectores de la sociedad francesa. Es en Francia, sin embargo, donde la movilización contra los militares y sus exacciones se expresó con el mayor vigor. Lo testimonian las marchas de protesta organizadas por la ONG Nuevos Derechos Humanos ante la Embajada Argentina en París, cada semana, los jueves, el mismo día en el que desfilaban las Madres de la Plaza de Mayo en Buenos Aires. Lo testimonian la movilización de artistas franceses, como Yves Montand, Catherine Deneuve, Ariane Mnouchkine, con artistas argentinos como Miguel Angel Estrella.

Siempre en materia de memoria, esta Embajada favoreció una cooperación entre la ONG Memoria Abierta y el Instituto Nacional Audiovisual francés para conservar y poner a disposición del público los testimonios filmados de las víctimas, y de sus seres queridos, de la dictadura militar. Lo cual es, ustedes lo saben mejor que yo, primordial para no desviar u olvidar las verdades históricas.

Hemos aportado, igualmente, apoyo al Equipo Argentino de Antropología Forense. Esta ONG, que se dedica a la identificación de desaparecidos, realiza un trabajo extraordinario que permite a las familias de las víctimas poder hacer su duelo. Ella permitió, además, identificar a dos desaparecidos franceses víctimas de la dictadura militar.

Es también a una ONG argentina, el Centro de Estudios Legales y Sociales, a quien Francia otorgó en 2009 el Premio de los Derechos Humanos “Liberté, Egalité, Fraternité”, por su acción a favor de la libertad de expresión. El objetivo de este Premio es el de recompensar las acciones individuales o colectivas, sin distinción de nacionalidad o de fronteras, sobre temas referidos a la defensa de los Derechos Humanos.

Finalmente, nuestros dos países obran conjuntamente para hacer avanzar los Derechos Humanos a nivel multilateral, convencidos del carácter universal y atemporal de estos derechos. Hemos estado así en el origen, y promovido la Convención internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas. No falta, por otra parte, más que una ratificación para alcanzar las 20 necesarias para su entrada en vigor. Aportará otra piedra angular en la lucha contra la impunidad y la violencia de los Estados.

Todos estos elementos muestran hasta qué punto compartimos con la Argentina un fuerte y constante compromiso a favor de los Derechos Humanos. Vuestro seminario es un ejemplo más. Y espero que éste continúe en el futuro.