PRENSA

Discurso del vicepresidente 3º de la DAIA, Alberto Hammerschlag, en el homenaje a las víctimas de Rodas, Salónica y Cos en el Templo Chalom

En nombre de la DAIA y de las entidades que integran la comunidad judía tengo el honroso privilegio de transmitirles nuestra solidaridad y afecto en este sentido homenaje a nuestros hermanos de Rodas, Salónica, Cos y otras localidades griegas masacrados por el nazismo.

Allí donde la maquinaria de muerte del Tercer Reich posó su siniestro pié, destruyó vidas de hombres, mujeres y niños, arrasó con instituciones y con el acervo cultural, pretendiendo borrar todo vestigio de vida judía, que en Grecia tenía 2.300 años de antigüedad.

Cerca de 60.000 hermanos judíos, de un total de aproximadamente 77.000 que residían en Grecia antes de la Segunda Guerra Mundial, fueron exterminados por el nazismo.

La aniquilación sistemática del judaísmo griego se inició a comienzos de 1943. En marzo de 1944 los judíos que residían en Atenas fueron arrestados y deportados por el ejército nazi a campos de exterminio en Polonia. Cerca de 2000 judíos lograron ocultarse gracias a la ayuda del Rabino Barzilai y de cristianos griegos, así como del Arzobispo Damaskinos.

Aproximadamente 2000 de nuestros hermanos fueron deportados a su muerte de la isla de Corfu en junio de 1944 y un mes después corrieron la misma suerte entre 1700 y 2200 judíos de Rodas.

Al finalizar la guerra varios centenares de sobrevivientes regresaron a Salónica y junto a aquellos que se habían ocultado en las montañas o unido a los partisanos sumaban 1950 personas, sobre un total de 48700 que habían sido deportados.

Amigos, la preservación de la memoria, el honrar a los mártires y a los héroes, y al mismo tiempo no olvidar nunca a los verdugos, a sus cómplices, a los colaboracionistas en los países ocupados, quienes muchas veces ponían mas fervor que los propios alemanes en la persecución de nuestros hermanos, todo ello constituye un deber sagrado para nuestro pueblo.

También rendimos tributo a los Justos de todas las naciones, que proclamaron con su conducta que se puede ser digno, que se pude evidenciar en los hechos un compromiso humanitario, tender la mano al oprimido, al perseguido, salvar vidas aún a riesgo de la propia.

Debemos aprender las lecciones del pasado, pero no vivir en él.

Por ello es tan importante que se rememore la Shoá por parte de las naciones democráticas del mundo en el Día Internacional para su recordación fijado por las Naciones Unidad en coincidencia con la fecha de la liberación de Auschwitz; por los judíos en general en la fecha del levantamiento del Gheto de Varsovia; por sobrevivientes en la fecha de la finalización de la 2ª. Guerra Mundial; por las generaciones de sus descendientes el 31 de agosto, como símbolo de la vida judía en Europa antes de la invasión Nazi a Polonia el 1º.de Septiembre de 1939 y por los judíos de Salónica, Rodas y Kos para esta época del año.

La memoria se construye con dedicación constante y todos los esfuerzos para su preservación constituyen una obligación de homenaje a los mártires y de educación para las nuevas generaciones.

Desde la DAIA renovamos cotidianamente el compromiso de denunciar a quienes pretenden retrotraernos a ese pasado horroroso, a los perversos negadores de la Shoá y sus aliados locales, a los justificadores del fundamentalismo terrorista, que nos atacara en 1992 y 1994 aquí en Buenos Aires, a los antisemitas que pretenden disfrazarse de antisionistas, cómo si no fueran dos vertientes del mismo odio ancestral contra nuestro pueblo.

Señoras, señores, queridos sobrevivientes:

Al honrar a nuestros hermanos, honremos su dignidad, su valor, su amor a la vida, su indeclinable legado, educando a los jóvenes para la convivencia y el respeto a las diferencias, pero al mismo tiempo combatiendo con todos los instrumentos jurídicos y políticos a los mensajeros del odio, de la discriminación y de la violencia antijudía.

Nunca más al odio. Nunca más a la discriminación. Nunca más a la persecución antisemita.

NUNCA MÁS.