PRENSA

A 15 años del mayor genocidio en Europa desde el fin de la guerra

Miles de personas recordaron a las víctimas de la masacre de Srebrenica dando un último adiós en Sarajevo a 775 víctimas, cuyos ataúdes fueron trasladados al monumento conmemorativo Potocari, a las afueras de la capital bosnia. El sepelio se realizará el domingo y el entierro será en un cementerio de las afueras de la ciudad.

Fuerzas serbias asesinaron el 11 julio de 1995 a unos 8000 niños y hombres musulmanes en Srebrenica, una ciudad al este de Bosnia Herzegovina, en el que se considera el mayor acto de barbarie en territorio europeo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

La zona, que había sido declarada segura por las Naciones Unidas, cayó en manos de las fuerzas serbobosnias al mando del general Ratko Mladic, actualmente prófugo de la justicia internacional.

Pero los familiares de las víctimas quieren llevar ante los tribunales a la propia ONU.

Porque esa trágica jornada había al menos 400 cascos azules de la fuerza multinacional que, según los testimonios, no hicieron nada para evitar la matanza.

En los monumentos de Potocari fueron enterrados hasta ahora 3749 cuerpos identificados.

Se espera que al acto conmemorativo de mañana acudan miles de personas y políticos de todos los países balcánicos y de Europa.

A unos 1800 k ilómetros de Srebrenica, junto a la Plaza Churchill, en La Haya, está el edificio del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia donde cuatro veces por semana se presenta Radovan Karadzic, el principal responsable de la matanza.

El psiquiatra, talentoso poeta y ex presidente serbobosnio, ejerce su propia defensa. Y como un desganado profesor de Historia, trata de explicar a la justicia de la ONU lo que ocurrió en Bosnia Herzegovina entre 1992 y 1995. Por lo que vino diciendo hasta ahora, la culpa de los delitos, a los que también él considera como absolutamente deplorables, es de los musulmanes bosnios, la OTAN y los Estados Unidos.

“Todo lo que hicimos los serbios fue defendernos”, explicó Karadzic al comienzo del juicio.

El acusado, de 65 años, alterna en describir al genocicio como un “mito” o un “invento”.

“Todo es mentira”, podría ser el eslogan de la línea de defensa, que aplica a cada una de las 10 mil páginas de material de prueba en las ocho causas en las que se lo incrimina por genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.