PRENSA

La propaganda no borra la historia

El envío de flotillas a la Franja de Gaza por parte de militantes pro palestinos tiene que ver también con esas guerras mediáticas. Israel lo sabe, aunque reconoce que cometió errores en el operativo para detener a los activistas. Generaciones de israelíes han tenido que hacer frente, desde su nacimiento como Estado hace 62 años, a campañas de todo tipo que van desde la agresión militar hasta el terrorismo indiscriminado, pasando por la amenaza de un Irán con armas nucleares, y todas con una buena porción de antisemitismo.
¿Cuál era la situación antes del incidente entre las fuerzas de defensa de Israel y los activistas de la flotilla que iba a Gaza? ¿Qué buscaban los aliados del grupo terrorista Hamas con el envío de la flotilla?
Israel abandonó la Franja de Gaza en el año 2005 y ningún israelí quedó allí. Luego de un virtual golpe de Estado contra la Autoridad Palestina, el grupo terrorista islámico Hamas se hizo con el poder a mediados de 2007. Desde entonces los grupos armados islamistas han disparado más de 10.000 cohetes y otros proyectiles contra los ciudadanos del vecino Israel, lo que llevó a la ofensiva del Ejército israelí en la Franja entre diciembre de 2008 y enero de 2009. Posteriormente y ante la reiteración de los ataques de Hamas y otros grupos armados el gobierno israelí decidió blindar su frontera como forma de defender a los ciudadanos del sur, al igual que lo hizo el gobierno de Egipto.
La situación, más allá de esporádicos ataques terroristas y la repuesta israelí, estaba estancada, incambiada. Obviamente la mejor manera de llamar la atención era una operación mediática y propagandística. La flotilla era parte de la jugada de los sectores fundamentalistas y sus defensores que controlan a sangre y fuego Gaza.
Lo que olvidaron los integrantes de la llamada «Flotilla de la Libertad» es que la ayuda humanitaria era para un grupo que precisamente nada tiene que ver con el humanismo, la libertad y la democracia. ¿Qué piensa Hamas? El 18 de agosto de 1988 Hamas hizo público un extenso manifiesto de su acción político-militar, cuyo eje central es la aniquilación del Estado de Israel. En 36 artículos, promueven como principal objetivo la destrucción del Estado judío a través del Jihad (la guerra santa islámica). En el preámbulo del documento rector afirma: «Israel (…) continuará existiendo hasta que el Islam lo destruya, de la misma manera que ha destruido a otros en el pasado». Hamas rechazó siempre un acuerdo de paz con sus vecinos israelíes. «Las iniciativas, y las llamadas soluciones pacificas y conferencias internacionales contradicen los principios del Movimiento de Resistencia Islámica… Estas conferencias no son más que un medio para designar infieles como árbitros en las tierras del Islam… No existe ninguna solución al problema palestino sino por medio del Jihad. Las iniciativas, las propuestas y las conferencias internacionales no son sino una pérdida de tiempo, un ejercicio inútil», según el artículo 13 de su carta de principios.
El movimiento fundamentalista también condena al tratado de paz entre Israel y Egipto, según el artículo 32. «Egipto fue, en gran medida, apartada del ámbito de la lucha debido al traidor Acuerdo de Camp David. Los sionistas intentan conducir a otros países árabes a acuerdos similares con el objeto de alejarlos de la lucha… Abandonar la lucha contra el sionismo es una alta traición, y despreciado será quien perpetre un acto igual».
La carta del grupo terrorista también instiga al antisemitismo. «El Día del Juicio no llegará hasta que los musulmanes no luchen contra los judíos y den su muerte…», dice el artículo 7.
«Los enemigos…estuvieron por detrás de la Revolución Francesa, de la Revolución Comunista y de casi todas las revoluciones de las que hemos escuchado… Formaron organizaciones secretas ¬tales como la masónica, los clubes Rotary y de Leones¬ que se expandieron en todo el mundo con el objeto de destruir sociedades y llevar a cabo los intereses sionistas… Ellos estuvieron por detrás de la Primera Guerra Mundial… y formaron la Liga de las Naciones a través de la cual pueden controlar el mundo. Estuvieron detrás de la Segunda Guerra Mundial y por medio de la misma lograron grandes ganancias financieras… No hay guerra en la que no se encuentren puestos sus dedos», sostiene Hamas en el artículo 22.
«La trama sionista no tiene fin, y luego de Palestina, aspirarán a expandirse desde el Nilo hasta el río Eufrates. Cuando hayan terminado de apropiarse de la zona en la que pusieron sus manos, seguirán adelante para seguir su expansión…», indica el artículo 32. Agrega que «el Hamas se considera a sí mismo como la delantera y vanguardia en la lucha contra el sionismo mundial… Los grupos islámicos en todo el mundo árabe deben hacer lo mismo, puesto que son los mejor preparados para su futuro rol en la lucha contra los judíos».
Los militantes pro palestinos de la llamada «Flotilla de la Libertad» y sus defensores se olvidaron de lo esencial, el belicista pensamiento y accionar del grupo islámico, o por el contrario comparten la filosofía de ese movimiento terrorista. La ayuda era para un régimen que llegó al poder mediante un golpe de Estado y que quiere aniquilar al país vecino. Si Hamas y sus aliados quieren borrar del mapa a Israel, no pueden pretender que los israelíes cooperen para lograr ese objetivo. Los golpes mediáticos importan mucho, pero al grupo terrorista Hamas lo condenan su historia y sus documentos.