PRENSA

Editorial: La intolerancia y el antisemitismo

El antisemitismo es una muestra acabada de intolerancia, prejuicio e ignorancia, tanto cuando se lo expone abiertamente, y configura como tal un delito, como cuando se lo deja traslucir de manera indirecta, encubierta o vergonzante. La aparición de pintadas e inscripciones ofensivas hacia el pueblo judío, precisamente en ocasión de celebrarse las recientes festividades de las Pascuas y el Pésaj, se inscribe entre las demostraciones abiertas de esa aberración.

Las pintadas con cruces esvásticas y leyendas agresivas aparecieron en Santa Teresita y motivaron la inmediata denuncia y condena. Aunque son hechos aislados y extremadamente minoritarios y marginales, se reiteran sin que exista, por lo general, una identificación y castigo de los agresores.

Quienes actúan de este modo, o justifican y relativizan la gravedad de estas agresiones deben saber que no sólo ofenden a quienes profesan una religión o mantienen una vinculación de sangre con una tradición y un pueblo. Resultan ofensivas para el país en su conjunto, cuya sociedad ha sido y es el resultado de una integración de corrientes migratorias, culturas y religiones de distinto origen. Las diferencias entre judíos, católicos y musulmanes, entre religiosos y no religiosos, entre inmigrantes y nativos están superadas y bien saldadas hace tiempo en nuestro país. Pero la condena del antisemitismo es un ejercicio permanente, que requiere no desatender las fisuras y debilidades por las que se cuelan estas manifestaciones de intolerancia y desprecio.

Las pintadas ofensivas con motivo de las recientes festividades de Pascua y Pésaj merecen condenas firmes a la intolerancia y una constante prédica sobre las fuentes del prejuicio y el odio.