PRENSA

Presión por nuevas sanciones contra Irán

La presencia en París del secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, imprimió un impulso decisivo a las primeras consultas entre las grandes potencias para aumentar el nivel de sanciones contra el régimen de Irán para obligarlo a modificar su programa nuclear.
Las reuniones de Gates con su homólogo francés, Hervé Morin, y con el canciller Bernard Kouchner se produjeron apenas 24 horas después de la decisión del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, de ordenar que comience hoy el proceso de enriquecimiento de uranio al 20%.
«Si Irán no pone fin a sus programas, lamentablemente será necesario iniciar un diálogo con la comunidad internacional, que nos llevará a nuevas sanciones», declaró Morin al término de su encuentro con el jefe del Pentágono. «La única posibilidad que existe es buscar nuevas medidas [en el Consejo de Seguridad]», agregó.
Irán notificó ayer al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) su decisión de comenzar a producir uranio enriquecido al 20%, a pesar de las presiones internacionales. Teherán, sin embargo, se declaró dispuesto a detener su programa si obtiene de las grandes potencias el combustible nuclear que reclama. Occidente sospecha que Irán busca un arma nuclear escudándose en la afirmación de que se trata de un programa nuclear civil.
«Enriquecer al 20%, ¿para qué?», se inquietó ayer Kouchner. El canciller recordó que la propuesta realizada hace seis meses por la comunidad internacional a Teherán no era negociable.
El OIEA presentó en octubre una propuesta para que Irán entregara el 70% de su uranio poco enriquecido a Rusia, que se encargaría de elevarlo al 20%, antes de ser transformado por Francia en combustible nuclear. Pero Teherán rechazó esa propuesta.
Estados Unidos quiere aprovechar que Francia ejerce este mes la presidencia del Consejo de Seguridad para presentar una resolución con mayores sanciones ante la ONU (la cuarta desde 2006), medida que cuenta con el apoyo de París, Londres y, eventualmente, de Moscú.
Pero esa tarea no será fácil. Si bien la oposición de China constituye el principal obstáculo para ese voto, un frente constituido por los países emergentes que integran actualmente el Consejo de Seguridad como miembros no permanentes podría plantear nuevas objeciones. «Son necesarios nueve votos a favor [sobre 15]. No estamos seguros de contar con ellos», reconoció Kouchner.
Brasil disiente de los occidentales sobre el dossier nuclear iraní. El presidente Luiz Inacio Lula da Silva quiere favorecer el diálogo con Teherán. Turquía nunca ocultó su hostilidad a nuevas sanciones y los diplomáticos occidentales tampoco saben cuál será la posición de Nigeria.