PRENSA

Editorial: La memoria del Holocausto judío

En todo el mundo se recuerda a lo largo de esta semana un nuevo aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz, con el que se conmemora el fin del Holocausto. Las Naciones Unidas instituyeron hace cinco años aquella fecha de 1945 como Día mundial de la Memoria, en el entendimiento de que la recordación de aquel momento de hundimiento de la civilización es indispensable para contribuir a que no se repita algo parecido en el futuro.

Se trata de un ejercicio de la memoria que perpetúa y mantiene vivo el homenaje a las víctimas y sobrevivientes. Concierne, en tal sentido, a todo el pueblo judío, que fue víctima de una política de exterminio sistemático por parte del régimen nazi, con millones de muertos en los campos de concentración. Concierne, además, a los líderes de los países europeos, cuyas sociedades sufrieron dos guerras mundiales y decenas de millones de muertes. Concierne, también, a todas las sociedades y líderes del mundo, porque en la recordación y memoria del Holocausto está la condena a las prédicas del odio, el racismo y la justificación de cualquier tipo de políticas que impliquen la supresión de la vida para colectividades enteras o la justificación de las prácticas de exterminio. Esta conmemoración adquiere renovada vigencia frente al antisemitismo y las varias formas de discriminación contra grupos raciales, étnicos o sociales específicos. La relativización de esas conductas y hechos históricos denigra a quienes la ensayan y es una ofensa a los principios básicos de la dignidad humana.

La recordación y memoria de los crímenes de la Segunda Guerra sigue teniendo una necesaria actualidad frente a las prédicas que relativizan hechos históricos y justifican los exterminios.