Toda manifestación de antisemitismo implica una incitación al odio racial y configura una forma de violencia que remite inexorablemente al nazismo.
La lección de la historia contemporánea obliga a educar y concientizar sobre los peligros que entraña esta ideología, así como también deben sancionarse sus diversas expresiones. En cambio, diluir la gravedad de los agravios antisemitas conduce a justificar e indirectamente dejar que proliferen los actos discriminatorios.
Por este motivo despierta preocupación el fallo de la sala I de la Cámara Federal de la Capital, por el cual se consideró que expresiones claramente antisemitas formuladas entre personas que mantenían un vínculo comercial configuran amenazas y no persecución u odio racial. La interpretación dejó de lado la aplicación de la Ley Nacional Antidiscriminatoria, aunque la calificación de amenazas podría resultar agravada por el carácter discriminatorio, si así lo llegara a entender el tribunal ordinario que eventualmente debería intervenir.
Tanto el INADI como la DAIA expresaron su repudio ante esta decisión judicial. Todavía las instancias judiciales no han conformado pautas precisas para enfrentar el odio racial y esto podría derivar en serios riesgos, más aún considerando que en los últimos meses se perpetraron varios actos antisemitas, lo cual muestra la persistencia de manifestaciones de odio racial. Ante esto, se requieren definiciones judiciales que no tiendan a reducir o negar la gravedad del antisemitismo.
El fallo de la Cámara Federal que no considera a las expresiones antisemitas como un delito de orden racial genera preocupación, porque tiende a reducir la gravedad del hecho.