PRENSA

La influencia regional de Irán, en la mira

Las anunciadas inversiones de Irán en países de América latina comienzan a ser materia de una rara mezcla de curiosidad, sospecha e inquietud en Estados Unidos. Y ya en el Congreso y en medios judiciales se pide abiertamente una investigación al respecto.
«Irán tiene intereses nucleares en Venezuela; ha conseguido autorización para la apertura de un banco en Ecuador y tiene una poderosa presencia diplomática en Nicaragua», sostiene la oficina de la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen.
«Es necesario monitorear las actividades de Irán en América latina», previno en esta ciudad el fiscal del distrito de Nueva York, Robert Morgenthau.
Al conocido acercamiento del régimen de Mahmoud Ahmadinejad con los gobiernos de Hugo Chávez, en Venezuela; Daniel Ortega, en Nicaragua y Rafael Correa, en Ecuador, se suma ahora Brasil, con la anunciada visita del presidente iraní a ese país.
Y eso abre un matiz distinto. Hasta ahora, hubo quienes vieron el acercamiento de Teherán con Venezuela con la lógica de quien comparte un discurso antinorteamericano. Pero Brasil no encaja, ni mucho menos, en ese perfil. Y es hoy, por el contrario, el socio preferido de Washington en la región.
Brasil «aspira a aumentar las relaciones comerciales y el diálogo con Teherán», desafió, días atrás, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva. El mandatario hizo ese anuncio justo en el momento en que Washington encendía la alarma al confirmarse la construcción de una segunda planta nuclear en Irán.
Lula insistió en que Brasil tiene «buena relación comercial» con Irán, e hizo un llamado a no alarmarse por eso. Más bien, al contrario, sostuvo que «es necesario establecer un diálogo» con el gobierno de Teherán.
«La política de aislamiento no me agrada», dijo Lula, aunque subrayó su oposición a que Irán o cualquier otro país construyan bombas nucleares.
Pero, si bien el acercamiento iraní a territorio americano es mirado con cierta inquietud en medios políticos locales, entre analistas y estudiosos la cuestión tiene sus matices.
«Claro que es un tema para ser analizado. Pero me parece que Irán tiene suficientes problemas internos como para realmente trazar una estrategia en América latina», dijo el ex vicepresidente de Costa Rica Kevin Roberto Casas Zamora.
A modo de ejemplo, Casas Zamora puso el caso de Nicaragua. «De los mil millones de dólares en inversiones que prometió Ahmadinejad, los nicaragüenses no han visto, hasta ahora, ni un solo centavo -dijo Casas Zamora a LA NACION-. Eso da una pauta de la diferencia que hay entre las palabras y las realidades».

Posible fachada
En medios políticos norteamericanos hay quienes temen que tras los anunciados negocios e inversiones de Irán en países de la región anide un escudo para actividades vinculadas con el lavado de dinero y el financiamiento a grupos extremistas.
En Venezuela, que ha intensificado su tráfico aéreo regular con Teherán, se percibe un aumento notable de la población iraní en el país, según informes locales.
«Hay intereses estratégicos, políticos y financieros que es necesario mirar de cerca», insistió el fiscal Morgenthau. Su oficina ya abrió investigaciones contra bancos que, supuestamente, han colaborado para evitar sanciones de Estados Unidos contra Irán.
El otro frente que inquieta al fiscal es el nuclear. «No sabemos cuál es la naturaleza de esos negocios», dijo, tras recordar las apetencias que, en ese terreno tecnológico, comparten Irán y Venezuela.
El investigador admitió, sin embargo que, hasta ahora, las evidencias concretas para alimentar una inquietud al respecto son «limitadas».
Entre los seguidores del presidente norteamericano Barack Obama también hay cierta inquietud. «Chávez ha hecho público su apoyo al esfuerzo de Irán por desarrollar armas nucleares, y además ha dicho que va a empezar un programa nuclear con la ayuda iraní», sostuvo Bill Nelson, senador demócrata de Florida.
En tanto, en el frente republicano, se habla de una cuestión geográfica. «Con sus vínculos en América latina, Irán consigue hoy estar más cerca del territorio de Estados Unidos», afirman allegados a la congresista Ros-Lehtinen.
La legisladora republicana ha denunciado también que el Banco Internacional de Desarrollo de Irán, sancionado por Estados Unidos por ayudar a agencias involucradas en la proliferación nuclear, «está realizando negocios en Venezuela».
De lo que nadie duda es de la existencia de intereses compartidos en tierras tan distantes. Irán necesita quebrar su situación de aislamiento internacional. Y sus promesas de negocio calzan con las apetencias de una región siempre hambrienta de inversiones, en la que algunos gobiernos coinciden en la prédica hostil hacia Washington.
Pero lo que inquieta en Washington no es eso, sino lo que pueda anidar tras tanto interés compartido.