PRENSA

Irán no cede al reclamo argentino

«Le recomendaría al gobierno argentino que en vez de perseguir los intereses de una minoría sionista en la Argentina piense en los intereses de todo el pueblo argentino. Eso nos beneficiaría a todos.» De esta manera, tajante y con un tono intimidatorio, el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, rechazó el pedido de la presidenta Cristina Kirchner para que entregara a la justicia argentina a los ciudadanos iraníes sospechados de haber estado involucrados en el atentado contra la AMIA, que dejó 85 muertos en 1994.
Durante dos días, La Nacion buscó una respuesta oficial del mandatario al constante reclamo argentino, que subió de tono luego de que uno de los siete iraníes sospechados de estar detrás del brutal ataque contra el centro comunitario judío en Buenos Aires, Ahmad Vahidi, fuera nombrado ministro de Defensa por Ahmadinejad, el mes último.
El miércoles pasado, durante la Asamblea General de Naciones Unidas, la presidenta Cristina Kirchner reiteró el pedido, que se apoya en órdenes de captura de Interpol. Sin embargo, con su escueta respuesta a este diario en una conferencia de prensa, el presidente iraní buscó quitar todo mérito al proceso judicial, descartando totalmente cualquier compromiso con la Argentina sobre este asunto. Y cuando LA NACION intentó ampliar el tema, Ahmadinejad pasó de inmediato a otro.
Su cortante actitud fue un evidente contraste con las palabras que él mismo pronunció pocas horas antes, durante un breve encuentro con medios hispanos en esta ciudad, en el que aseguró querer ampliar las relaciones de Teherán con nuestra región. «Nosotros tenemos buenas relaciones y estamos decididos a aumentar al máximo nuestros lazos con América latina», dijo entonces, en el mismo salón del hotel Intercontinental de Manhattan.
«No sólo queremos profundizar nuestros vínculos económicos y culturales, sino también colaborar políticamente para reformar la situación actual del mundo, que es ya insostenible», apuntó, refiriéndose a la crisis económica y la degradación del planeta. «El pueblo de Irán tiene algunos puntos en común con los países de América latina y compartimos también posturas políticas similares. Nuestro pueblo vivió durante muchos años bajo el yugo imperialista, y los pueblos latinoamericanos también han sufrido la presión del imperialismo», explicó.
El inusual encuentro con periodistas hispanos había sido convocado especialmente por la misión de Irán ante la ONU, que incluso puso a disposición un intérprete farsi-español. Y fiel a la tradicional hospitalidad persa, el grupo de periodistas fue recibido con un banquete que incluía hummus , babaganush , baklava y tortas. El grupo de prensa debió superar dos chequeos de seguridad antes de ingresar al salón y una posterior inspección con perros detectores de explosivos.
Tras el arribo de toda su comitiva, integrada por media docena de asesores, varios guardaespaldas y equipos de la prensa oficial iraní, Ahmadinejad no se privó de lanzar elogios a su «amigo» y socio Hugo Chávez, presidente de Venezuela, y expresar sus expectativas por su próxima visita a Brasil, en noviembre.
«Chávez es una persona revolucionaria que tiene gran coraje, y con sacrificio busca el interés de su pueblo», afirmó. Teherán y Caracas comparten hoy programas técnicos en el ámbito del petróleo, la agricultura y la industria. Y según Ahmadinejad, Irán espera lograr acuerdos similares con el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva, quien ha prometido viajar a Irán a principios del año próximo. «Con Brasil estamos deseosos de colaborar en diferentes temas. Con los amigos no tenemos límites. Irán, Venezuela y Brasil son países independientes que están caminando hacia el progreso de sus pueblos», apuntó.
Crítica por las bases
Asimismo, aclaró que no tenía intenciones de entablar una cooperación militar con Venezuela, y aprovechó para criticar la proyectada presencia militar de Estados Unidos en Colombia. «Algunas conductas imperialistas están en contra del cambio que dicen querer. El desarrollo de bases militares no ayuda a los pueblos; el militarismo no beneficia a la humanidad. Lo que se necesita es una mayor cooperación para erradicar la pobreza que hay en América latina y otros lugares del mundo», afirmó.
Cuestionado sobre su controvertido programa de enriquecimiento de uranio, por el cual ha recibido sanciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, que teme que sea utilizado para fabricar armas nucleares, Ahmadinejad reiteró que sólo tiene fines pacíficos y civiles. «Nosotros tenemos una posición muy clara respecto a las armas nucleares: son inhumanas. Y quienes las poseen son políticamente atrasados. Nosotros no producimos ni tenemos bombas atómicas, pero alentamos a los países que sí las tienen a deshacerse de ellas.»
Por otra parte, declaró que todos los países deberían tener derecho a desarrollar tecnología nuclear para generar energía limpia, y rechazó las acusaciones de que su país estaba construyendo en secreto una segunda planta nuclear, para resaltar que fue el propio Irán el que informó al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de su existencia.
«Estamos a favor de las conversaciones, y esperamos que haya un cambio de actitud del otro lado. La presión para imponer puntos de vista no dará frutos», señaló luego, y se refirió al encuentro que mantendrá Irán el jueves próximo en Ginebra con EE.UU., Gran Bretaña, Francia, Rusia, China y Alemania.
Después de las controversias que suscitaron en el pasado comentarios suyos en los que ponía en duda el Holocausto judío, esta vez Ahmadinejad evitó referirse directamente al tema, desviando sus respuestas hacia las matanzas de civiles palestinos por parte de Israel. «Nosotros nos oponemos a las matanzas de cualquier tipo de gente», sentenció, antes de retirarse con un «muchas gracias» en español.