PRENSA

Discurso de Jorge Knoblovits en el Desayuno «Mujeres Protagonistas»

Hace algunos días mi hija menor, Valeria, me preguntó qué iba a decir hoy, frente a todos ustedes. Le respondí que diría que tengo el deseo que dentro de algunos años podamos cambiar el nombre de este día y llamarlo el día de la igualdad de género. Pero me dijo que no estaba bien, que las luchas de las mujeres hay que recordarla, registrarla y siempre destacarla. Y tiene razón: tenemos que tener muy en claro que la agenda de género se instaló definitivamente en el debate público gracias al enorme trabajo de las mujeres. Gracias a ellas se acabó el tiempo del silencio, se acabó el tiempo de esperar, se acabó el tiempo de tolerar la violencia.

Para la DAIA, representación de la Comunidad Judía argentina, conmemorar este día por tercer año consecutivo poniendo en lo más alto de la agenda pública el tema de la igualdad de género, es una obligación moral y ética, pero sobre todo es una obligación política, porque solo a través de la política se pueden modificar las estructuras de dominación inaceptables en el siglo XXI.
Se nos impone una agenda de género amplia y nutrida que ya estamos llevando adelante junto con las mujeres líderes que conforman el CONSEJO DIRECTIVO DE LA DAIA. Estamos trabajando con la seriedad y la sensibilidad que merece este tan delicado y sensible tema. Desde el primer día, esta nueva gestión de la DAIA se ha comprometido a trabajar, junto a especialistas, para diseñar acciones que promuevan activamente la igualdad de género.

La DAIA tiene una misión a la que nunca renunciará, que es la de combatir y vencer los prejuicios que aún permanecen en ciertos sectores de nuestro país y que derivan, muchas veces, en actos discriminatorios y violentos.

Queremos seguir aportando a la construcción del país que todos anhelamos. La DAIA va a seguir trabajando para que Argentina siga avanzando en la ampliación de derechos. El objetivo central de nuestra institución es el de trabajar para construir un país cada vez más inclusivo y en el que no haya lugar para el odio. Las historias de las mujeres que hoy vamos a escuchar dan cuenta de esta misión. Historias horizontales, personales y emblemáticas. Estas historias que nos permiten afirmar que el problema no es la diferencia sino la desigualdad.
Los varones debemos ceder la voz, compartirla. Es el tiempo de las mujeres. Es el momento de democratizar la palabra.