PRENSA

La víctima no.86 del atentado a la AMIA-DAIA por Victor Zajdenberg

La muerte del Fiscal Alberto Nisman a cargo de la Unidad que
investigaba el atentado a la Amia de Buenos Aires acaecido en 1994, representa
una tragedia para los propios familiares del Fiscal, para las familias que perdieron
a sus hijos, hermanos y padres en el atentado, para la Comunidad Judía y para
todos los habitantes de la República Argentina.

Este desgraciado hecho solo pudo ocurrir dentro de un
proceso de décadas de decadencia moral, de un republicanismo degradado y de una
democracia populista que, mediante la generalización de actos de corrupción y
abierta complicidad con el poder, ha logrado para la Nación un claro y
estrepitoso descenso mundial en la valoración ética, social y económica que detentaba
hace muchos años atrás.

La fuerza moral que es lo contrario de la anomia en la que
vivía y todavía vive la Argentina, se manifiesta mediante tres elementos
básicos: la esperanza, la libertad y la justicia.

El Fiscal Nisman tenía la esperanza de llevar a buen término
su investigación de una década y se la quitaron de la forma más horrible.

Creía firmemente en la libertad dedicando todas sus energías
y capacidades para trabajar en el “Caso AMIA” y acusar a los instigadores de
los 85 asesinados y los centenares de heridos.

Apostaba sin prejuicios por la justicia preparando un
expediente de 300 páginas con mil escuchas y pruebas a fin de entregarlas al
Juez correspondiente con el objeto de comenzar con las declaratorias,
testificaciones e indagatorias respectivas.

Cuatro años atrás (2011) fueron furtivamente elaboradas las
condiciones para deslindar a la República Islámica de Irán (acusada por Nisman)
de sus responsabilidades criminales en el atentado, situación descubierta y
hecho pública por el extraordinario periodista ya fallecido Pepe Eliashchev Z”L
(q.e.p.d.).

Dos años antes (2013) se firmaba el nefasto “Memorándum de
Entendimiento” entre Argentina e Irán por el cual serían nombrados “dos de cada
país, cinco veedores y un jurista por ambos. O sea, es todo el piripipí este”
(escuchas del equipo Nisman).

La gran mayoría de la Comunidad Judía organizada
(AMIA-DAIA-OSA-FACCMA) exigió al Ejecutivo anterior y al Legislativo Nacional
la no convalidación del Memorándum ya que todo indicaba que era absolutamente
inútil y de aplicación imposible y a pesar de ello fue aprobado por el
oficialismo de aquel entonces y sus satélites.

El Fiscal Nisman volando cada vez más alto, se había
acercado demasiado a un cuarto principio moral que es la verdad y como en el
mito de Ícaro, que fuera incinerado por su atrevimiento y su empuje,  una bala terminó con su joven vida a los 51
años de edad.

Resumiendo información periodística se sabe que se abrió un
sumario administrativo contra toda la custodia pues la responsabilizan de un
aparente “relajo” en las medidas de seguridad que hizo que Nisman estuviera
solo sin policías en su departamento, el palier, las cocheras y el lobby del
edificio durante un larguísimo período de tiempo.

La Asociación de Fiscales pidió ser querellante pues sentían
que todos los fiscales deben colaborar, por el bien de ellos mismos, en el
desarrollo de la causa.

Asimismo fue imputado a la causa el empleado de la fiscalía
del Dr. Nisman, Diego Lagomarsino, el dueño de la pistola utilizada y hallada
al lado del cuerpo del Fiscal.

El Gobierno de ese momento dijo enseguida “suicidio” y a los
tres días del luctuoso suceso se desdijo y anunció que fue “asesinado”. ¿Por
qué? “Pegamos el volantazo pues nadie (80%) creía que el tipo se había
suicidado. No tenemos convicciones; tenemos pura desesperación”, se confesaba
un parlamentario con un cronista. (Jorge Fernández Díaz – La Nación – 25/1/15).