PRENSA

La increíble historia de Otto Skorzeny, el soldado nazi que fue guardaespaldas de Hitler, amigo de Perón y custodio de Evita

Era insoslayable no sólo por la bestialidad inherente a su oficio: guardaespaldas de Adolfo Hitler. También por el terror que inspiraba su cuerpo: 1,93 de altura, 114 kilos: una mole entrenada para matar con ventaja… Y hasta su cicatriz completaba el cuadro: un profundo tajo que nacía en el borde de la barbilla y, como un río de cauce desigual, llegaba hasta su oreja. La orilla izquierda de ese río sangriento… Otto Skorzeny, tal su nombre real ­–en la guerra no usó seudónimos, como otros esbirros nazis­–, nació en Austria en 1908. En septiembre de 1939, cuando Hitler quebró la frontera polaca y desató el infierno, Otto estaba en plenitud física: 39 años, músculos de toro, y dominio de armas. Es decir, como urdido en un laboratorio para entrar en las Escuadras de Defensa del Nazismo: un cuerpo de élite destinado a proteger cada paso de la vida de su jefe.