PRENSA

Cercano Oriente, un laberinto peligroso, por Víctor Zajdenberg

La así llamada “Primavera Árabe” (comienzos de 2011) ha desencadenado una serie de ‎acontecimientos caóticos en el Cercano Oriente que llevaron a situaciones inicuas e ‎inimaginables, cuando muchos creían en las bonanzas del mundo unipolar que se estaba ‎viviendo por la caída del Muro de Berlín (1989) y la desintegración de la Unión Soviética ‎‎(1991). Pocos analistas apostaron a la tan pronta recuperación de la nueva Rusia, con Vladimir ‎Putin como su líder indiscutido, por lo que Europa y EE.UU decidieron avanzar en el errático ‎proyecto de cercar a su antiguo contrincante de la larga Guerra Fría anterior. La UE (Unión ‎Europea) política y comercial y la NATO militar, pretendiendo aislar a Rusia de Europa, pactan ‎con todos los países limítrofes (Estonia-Letonia-Lituania-Polonia) y ex satélites (Rumania-‎Hungría-República Checa) una alianza, oprobiosa para el país que años atrás constituyera la ‎segunda potencia de la época bipolar. El estallido definitivo de la 2a. Guerra Fría entre Rusia y ‎Occidente comienza cuando Europa impulsa la incorporación de Ucrania a fin de limitar a ‎Rusia también por el sur. Este nuevo enfrentamiento ha empantanado las posibles ‎soluciones al sangriento conflicto que se ha creado, principalmente en Siria, Irak, Libia y ‎Yemen. En el laberinto geopolítico del Cercano Oriente las alianzas no perduran; son frágiles y ‎cambian según los intereses de cortísimo plazo y de acuerdo a las reacciones de cada uno de ‎sus componentes. En esta infernal guerra desatada los que se creen aliados hoy pueden ser ‎los enemigos del día, semana, mes o año siguiente. Veamos algunos ejemplos. En Siria el ‎Ejército del Dictador Assad, abastecido por Rusia, la República Islámica de Irán y el ‎movimiento terrorista Hezbollah del Líbano, está combatiendo contra milicianos laicos ‎apoyados por Occidente, milicias islamistas sunnitas sostenidas por Arabia Saudita y Qatar, el ‎grupo Al Qaeda (Al Nusra) y el ISIS (Califato Islámico) quien aún ocupa también vastos ‎territorios en Irak.‎ Erdogán, Presidente de Turquía, miembro de la OTAN y aliado de los EE.UU, primero le ‎prohibió a los supuestos aliados el uso de sus bases aéreas para combatir al Califato mientras ‎este utilizaba las fronteras turcas para abastecerse de hombres y armas. Asimismo el ‎petróleo que se extraía de las zonas ocupadas por el ISIS se transportaba y comercializaba en ‎Turquía a precio vil, dinero que se utilizaba para ampliar el Califato. En simultáneo con estas ‎ignominiosas deslealtades, Erdogán, en lugar de eliminar a los terroristas del Califato, ataca y ‎bombardea a los Kurdos de Turquía, de Siria y de Irak, siendo estos los mejores combatientes ‎aliados contra el ISIS, por temor a que logren formalizar, en algún momento, un Estado ‎Autónomo o directamente declaren la Independencia del Kurdistán, anhelada desde el final ‎de la 1a. Guerra Mundial (1919). EE.UU en Siria abastece a los laicos y sunnitas que luchan ‎contra Assad y las milicias chiitas de Irán y el Hezbollah, pero en Irak enfrenta a la sunnita ISIS ‎aliado con la República chiita de Irán y a su vez en Yemen es aliado de la sunnita Arabia ‎Saudita contra los chiitas Hutíes que son abastecidos por la también chiita Irán. Como puede ‎verse las lealtades de EE.UU, Europa, Rusia, Turquía, Irán, Siria, Libia, Yemen e Irak no tienen ‎sustento sólido alguno. En el Cercano Oriente el único ente totalmente coherente, valga la ‎paradoja, es el Califato Islámico ya que su peculiaridad fundamental consta en no tener aliado ‎alguno pues, con su trato bestial e inhumano, se ha ganado el desprecio hasta de sus propios ‎hermanos musulmanes por lo que debe guerrear contra todos a la vez. En resumen, nadie ‎puede predecir hacia donde conducirá el peligroso laberinto de guerras calientes que existe ‎en el Cercano Oriente y principalmente que sucederá con esta nueva Guerra Fría global entre ‎EE.UU y Rusia, la Guerra Fría regional desatada entre la chiita República Islámica de Irán y la ‎sunnita Arabia Saudita y las ambiciones imperiales otomanas de la Turquía de Erdogán que ‎pretende anular, a sangre y a fuego, los anhelos independentistas de los Kurdos, verdaderos ‎héroes de la batalla ‎existencial que se está desarrollando contra el Califato Islámico en Siria e Irak.‎