PRENSA

Un disfraz de nazi jamás es inocente, por Alfredo Serra

Setenta años después de que, pulverizado ese Tercer Reich que había prometido mil años de dominio del mundo, y en un lejano rincón de Bariloche (un boliche), un puñado de chicos de un colegio secundario alemán de Lanús aparecieron grotescamente disfrazados con símbolos nazis y provocaron a alumnos de la escuela ORT, de fuerte raigambre en la comunidad de judía, con el clásico insulto que tantas veces sigue dando la vuelta al mundo: ¡Judíos de mierda! No fue un hecho menor. No fue una novatada de borrachines precoces. Algo profundo sigue latiendo en esos chicos, por mucho que sus padres y maestros juren, se desgarren las vestiduras y se avergüencen ante las cámaras de tevé. El resto de la nota de opinión.