PRENSA

Holocausto: Alguien está mintiendo en Teherán, por Julián Schvindlerman

Y se vino la tercera nomás. La primera competencia de caricaturas sobre el Holocausto ‎fue llevada a cabo en el 2006. Entonces gobernaba Mahmoud Ahmadinejad y fue la ‎respuesta iraní a las viñetas sobre Mahoma publicadas en el diario danés Jyllands-Posten. ‎La segunda ocurrió en 2015, durante el gobierno de -ouch- Hassan Rohani y fue una ‎represalia iraní a la publicación de caricaturas satíricas del Profeta musulmán por la ‎revista francesa Charlie Hebdo. Ahora llegó una nueva competencia internacional de ‎caricaturas organizada en Irán acerca del Holocausto. La bienal persa fue inaugurada el ‎pasado 14 de mayo, día-aniversario del nacimiento del Estado de Israel, y tal como ‎explicó su curador, Shojal Tabtabai, la misma es “una expresión a las masacres ‎perpetradas contra el pueblo palestino”. Típicamente, el trabajo ganador es ‎recompensado monetariamente y exhibido en el Museo Palestino de Arte ‎Contemporáneo en Teherán. Oh, y todavía gobierna allí Hassan Rohani.‎

Este espinoso asunto de que la negación y ridiculización del Holocausto continúe ‎ocurriendo en Irán bajo el mandato del supuestamente moderado Rohani es causal de ‎incomodidad en muchos rincones occidentales. Para calmar ansiedades, el canciller ‎Mohamed Javad Zarif dio una entrevista a The New Yorker el último abril en la que  ‎aseguró que su gobierno no tenía nada que ver con este certamen y buscó distanciarse ‎del mismo. “No es Irán”, dijo, quien lo organiza, sino una ONG “no controlada por el ‎gobierno iraní”. “Tampoco es respaldada por el gobierno iraní” agregó, y explicó que no ‎era necesario obtener un permiso oficial “para llevar adelante la función”. El canciller fue ‎velozmente desmentido, tanto por opositores como por los propios organizadores.‎

Gracias al valioso trabajo que lleva adelante el Middle East Media and Research Institute, ‎cuyas traducciones del árabe y el farsi ofrecen una ventana de observación al mundo ‎islámico, podemos conocer la reacción del propio curador de la muestra, el ya citado ‎Tabtabai, quien afirmó sin pruritos: “estamos coordinando con el Ministerio de Cultura”. ‎

Tabtabai, él mismo un caricaturista, es el hombre que organizó el primer certamen una ‎década atrás. Fue titular de la Casa de Caricaturas en Irán y los últimos años militó en la ‎Organización de las Artes y la Cultura de la Alcaldía de Teherán, la que desde hace ‎veinte años es administrada por una junta designada por la Autoridad de Difusión de la ‎República Islámica y la Organización de Propaganda Islámica. La Alcaldía de Teherán ‎depende del Ministerio del Interior y la Organización de Propaganda Islámica está bajo ‎la supervisión directa del Líder Supremo, el ayatolá Khameini. El gobierno provee los ‎fondos para el presupuesto anual de este ente, los que son aprobados por el Parlamento.‎

Esta bienal negacionista fue patrocinada por dos entidades. Una es el Instituto de Prensa ‎y Arte Owj, que está afiliado a las Guardias Revolucionarias Iraníes (GRI), que son los ‎custodios de la Revolución Khomeinista. Tras el pacto nuclear de Irán con las potencias, ‎Owj lanzó una campaña nombrada “Honestidad Americana” que cubrió las calles de ‎Teherán con pósters antiamericanos. El vocero de Asuntos Públicos de las GRI, ‎Ramezan Sharif, dijo que Owj recibe el “apoyo y cooperación cercana” de las Guardias ‎Revolucionarias. La otra entidad patrocinante es el Centro Cultural Sarsheshmeh, cuyo ‎webiste declara que su presupuesto es dado por la Organización de Propaganda ‎Islámica, la cual, como se ha indicado más arriba, depende del ayatolá  Khameini, quien ‎designa a su presidente.    ‎

En cuanto a la aseveración del canciller iraní en el sentido de que este certamen no ‎requiere un permiso oficial, el periodista iraní exiliado, Aida Qajar, publicó en un portal ‎disidente un artículo titulado “Las caricaturas del Holocausto y las mentiras de Zarif” en ‎el que refuta al canciller. “El hecho es que cualquier exhibición o conferencia en Irán ‎necesita un permiso del Ministerio de Cultura y Guía Islámica. La condición para tal ‎permiso es que la exhibición o conferencia no debe insultar creencias mediante ´vista, ‎sonido, pinturas, o viñetas´”. Cuando The New Yorker preguntó a Zarif porqué Irán ‎permitía este festival ofensivo, el canciller respondió con su propia pregunta: “¿Por qué ‎tiene los Estados Unidos al Ku Klux Klan?”. Aida Qajar retrucó que “Zarif ignoró el ‎punto principal, eludiendo la diferencia crucial entre los dos grupos racistas y ‎discriminatorios: el gobierno norteamericano no patrocina las actividades del KKK”.‎

Así es que el gobierno iraní está mintiendo por partida doble. Miente sobre el ‎Holocausto y miente acerca de su involucramiento en la propagación de esa calumnia. ‎Una mentira dentro de otra mentira. Nada grave en lo que al régimen ayatolá concierne. ‎‎¿Qué le hace una raya más al tigre al fin de cuentas?‎