PRENSA

Hezbollah, caballo de Troya iraní en Latinoamérica

Por Leah Soibel. En estos días muchos gobiernos occidentales, comentaristas y analistas en política exterior se afanan en tender alfombras rojas, y hasta en ocultar el patrimonio artístico que a ojos del régimen de los ayatolás resulta pernicioso, para dar la bienvenida a los jerarcas persas al concierto internacional, acuerdo nuclear mediante. En juego están contratos multimillonarios para sus empresas.
Pero de lo que no se habla tanto es de cómo Irán creó Hezbollah, en 1982, para luchar contra Israel. De este modo, parece que se quiere soslayar a la opinión pública el hecho de que Hezbollah, un día sí y al otro también, renueva sus amenazas de atacar a Israel y pone en su punto de mira numerosos intereses occidentales.
Del mismo modo, no se pone con suficiente intensidad en el foco el ingente volumen de activos financieros que quedan liberados en virtud del acuerdo nuclear y del que ahora podrá disponer Irán, un país embarcado en una lucha encarnizada de poder que pretende conquistar la hegemonía regional. No han ocultado sus líderes que parte de la estrategia para la consecución de sus objetivos pasa por reforzar las alianzas con los grupos antes mencionados, Hezbollah y Hamas, así que no se le escapa a nadie que, con el acceso a los miles de millones de dólares hasta ahora congelados, estas organizaciones terroristas van a ver cómo fluye el dinero de sus patrocinadores. En definitiva, haríamos muy mal negocio si pensáramos sólo en las oportunidades comerciales que se abren para las multinacionales occidentales en Irán y nos diéramos la vuelta para no ver los vasos comunicantes que unen a este régimen con organizaciones que siembran de inestabilidad la región y el resto del mundo.
Es muy conveniente hacer esta acotación sobre la influencia territorial de Irán a través de Hezbollah, más allá de los países del Medio Oriente, porque esta milicia terrorista chií ha extendido sus redes, precisamente, en muchas partes de Latinoamérica. Esta semana hemos sabido que la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos ha desmontado una red de Hezbollah relacionada con los cárteles de la droga de América del Sur que se servía de estas estructuras criminales para obtener financiación y armas que luego fluían hacia Europa y Medio Oriente. Así de seguros podemos estar en este mundo con una organización que al día de hoy sigue bajo los auspicios de Irán.
En estos días, como decíamos al principio de este artículo, avanza la operación de lavado de cara de Irán, pero siguen impunes atentados que tuvieron en militantes de Hezbollah a colaboradores necesarios, como es el caso de la explosión en la AMIA-DAIA, que acabó con la vida de 85 personas en 1994. Hoy sabemos que agentes de Hezbollah se han implantado en el continente con el apoyo de regímenes populistas alineados con los intereses iraníes, como sucede en Venezuela, gobierno que facilita pasaportes diplomáticos a terroristas del grupo chií, con los que pretenden sortear controles y fronteras en todo el continente. También sabemos que Hezbollah tiene una base de operaciones en la triple frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil, un foco de actividades ilícitas del que también se nutre.
Pero merece la pena ver más allá y entender que la presencia activa de Hezbollah en América Latina es un caballo de Troya al servicio de Irán en busca de ganar influencia en los Gobiernos de la región. Ante esta realidad, la sociedad civil tiene que permanecer alerta.