PRENSA

Musulmanes belgas, en campaña para restaurar una sinagoga

Europa vive tiempos de tensiones comunitarias. Los informes muestran que crece la islamofobia y el antisemitismo y los ciudadanos oyen cada vez más discursos políticos de odio y discriminación. Atentados terroristas como el de enero en París contra la revista satírica “Charlie Hebdo” y el de mayo de 2014 contra el Museo Judío de Bruselas ponen la convivencia contra las cuerdas. Pero tras los titulares tristes también hay pequeñas luces, hombres con iniciativas valientes que señalan otro camino. Mohamed Bouezmarni es uno de esos individuos. Profesor de la Universidad de Lieja, Bouezmarni es presidente de la Asociación de Musulmanes de Arlon, una localidad al sur de Bélgica de apenas 30.000 habitantes. Arlon tuvo hasta la Segunda Guerra Mundial una importante comunidad judía que en 1856 construyó la primera sinagoga de Bélgica. La barbarie nazi dejó apenas unas decenas de judíos –hoy son unos 50– y en las últimas décadas llegaron inmigrantes musulmanes. Ahora tiene, según el Ayuntamiento, 20 iglesias, una sinagoga y ninguna mezquita. Esa sinagoga cerró hace meses porque un hongo dañó su tejado, que podría caerse, y porque el rabino de la Es en la ciudad de Arlon, al sur del país, donde no hay una mezquita. El templo judío tiene problemas de filtración. La localidad, Jean–Claude Jacob, no tenía 400.000 euros para la restauración. Así que Bouezmarni lanzó, en plena oración de viernes, una campaña para financiar parte de ese presupuesto con pequeñas donaciones voluntarias, principalmente de la comunidad musulmana de la localidad.