PRENSA

Los pilares de la tierra de Israel. Por Victor Zajdenberg, integrante del Consejo Directivo de la DAIA

Una minuciosa observación del mapa actual de Eretz Israel (La Tierra de Israel) nos ‎permite descubrir las estructuras territoriales y geoestratégicas que sustentan la ‎edificación del país llamado Medinat Israel (Estado de Israel).‎
La así llamada “línea verde” abarca toda la franja costera del Mar Mediterráneo desde ‎Rosh Hanikrá al norte hasta Ashkelon al sur, bordeada por vigorosas ciudades como ‎Haifa y Ashdod  sedes de dos grandes puertos, la desarrolladora tecnológica de Herzlía, ‎el centro cultural y comercial de Tel Aviv y la productora de electricidad de Natania, ‎todas ellas interconectadas entre sí con autopistas y caminos de primer mundo.‎
El amplio espacio marítimo del Mediterráneo le concede al Estado de Israel la ‎posibilidad de vincularse con los países occidentales de Europa y América con los cuales ‎tiene la oportunidad de desarrollar amplias relaciones comerciales, navieras, ‎aeronáuticas, económicas y turísticas.‎
Una segunda columna que ha permitido enlazar el norte con el sur de Israel se ha abierto ‎hace pocos años y ha producido una verdadera revolución en el movimiento humano y ‎en el transporte de mercaderías. Se trata del nuevo Ferrocarril.‎
Dentro de poco tiempo las líneas férreas  llegarán hasta Jerusalém Este y ya se proyecta ‎su extensión desde Beer Sheva hasta Eilat, a orillas del Mar Rojo.‎
A lo largo de su recorrido se han construido Shopings, Establecimientos Industriales y ‎Patios de Comidas los cuales han dado lugar a la realización de encuentros, eventos, ‎reuniones de trabajo, etc. cuyos integrantes se concentran y movilizan de norte a sur del ‎país utilizando el Ferrocarril.‎
Las ciudades y poblaciones que bordean la red ferroviaria han podido comprobar la ‎realidad de su progreso y crecimiento sostenido, lo que ha permitido una clara elevación ‎del nivel de vida de sus habitantes.‎
El tercer pilar que se está construyendo en la zona central del cuerpo territorial israelí es ‎la Ruta 6 (Kbish Shesh) que circunvala los territorios externos de Cisjordania (Iehuda y ‎Shomron), a la que también se la piensa extender desde Kiryat Shmone en el Galil ‎Haelión (Norte de la Galilea) hasta la remota Eilat en el sur.‎
A lo largo de la Autopista, de la mano derecha, pueden verse las “Vallas de Seguridad” ‎que separan a Israel de los Territorios que administra la ANP (Autoridad Nacional ‎Palestina) donde se encuentran las ciudades árabes de Ramallah, Nablus y Jenin.‎
Kalkylia es una población palestina que puede ser vista desde la misma Ruta ya que ‎limita prácticamente con poblaciones israelíes a no más de doscientos metros de ‎distancia de los poblados judíos.‎
Gracias a las mencionadas “Vallas de Seguridad”, entre otros factores adicionales, se ha ‎terminado casi con la totalidad (99%) de los constantes atentados suicidas realizados por ‎los palestinos contra la población israelí, desencadenados a partir de la Segunda Intifada ‎promovida por el líder terrorista Arafat a partir del 28 de Setiembre del año 2000, ‎producto del fracaso de las negociaciones de paz con la mediación norteamericana.‎
‎ La Ruta 6 confluye en estos momentos hasta la nueva localidad de Yoknan, que se ha ‎convertido en un flamante polo de Empresas tecnológicas, mencionada como la segunda ‎‎“Silicon Valley” de Israel después de la de Herzlía.‎
El Estado de Israel es un reconocido y valorado exportador de sistemas y programas de ‎computación tanto para países de Occidente como para los de Oriente, entre ellos ‎clientes de la India, Tailandia, Vietnam, etc. solicitan sus constantes servicios.‎
A pocos kilómetros de Yoknan se encuentra la ciudad árabe-israelí de Sajnín la cual ‎nada tiene que envidiar a las ciudades israelíes. Su Avenida principal está colmada de ‎negocios con productos de calidad y de nuevas viviendas de dos plantas.‎
La cuarta estructura que sostiene el organigrama integral de la Tierra de Israel es el ‎conjunto de ciudades y poblaciones bíblicas ubicadas en Judea y Samaria (Iehuda y ‎Shomron), relacionadas en forma interdependiente entre si y conectadas con los otros ‎tres pilares fundamentales mencionados mas arriba.‎
El centro existencial de estas poblaciones se encuentra en la ciudad de Jerusalem ‎‎(Ciudad de Paz), capital milenaria, única e indivisible del Pueblo Judío.‎
Hace mas de 3000 años que el Rey David la tomó y decidió convertir a Jerusalem en la ‎Capital de su Reino y a partir de ese momento histórico ningún otro pueblo, país o ‎religión la tuvo nunca como centro político, militar o espiritual (El Vaticano lo es para los ‎cristianos y La Meca lo es para los musulmanes).‎
Ligadas a Jerusalem se encuentran diversas ciudades satélites como Maalé Adumim, ‎Giló, Pisgat Zev, Mevaseret Sión y otras.‎
Mas al norte, en los montes de Shomron, se alza la ciudad de Ariel y al sur, en Judea, se ‎levantan poblados como los de Kiryat Arba, Hebrón y Gush Etzión.‎
Sumadas todas las poblaciones judías de Judea y Samaria a las de Jerusalem pueden ‎contabilizarse mas de un millón doscientos mil ciudadanos judíos que, como parte de  ‎los casi siete millones de israelíes, representan el coraje y la sólida voluntad de ‎pertenecer a la única nación del mundo que ha conseguido  reestablecerse en su tierra ‎ancestral después de casi 2000 años de un exilio obligado e involuntario.‎
Camino a Hebrón, en Bet Lejem (Belén) se encuentra la Tumba de Rajel (Kever Rajel) la ‎segunda esposa del patriarca Iaacov (Jacob), madre de Iosef (José) y Biniamin ‎‎(Benjamin) quien falleciera muy joven al nacer su segundo hijo.‎
Hebrón quiere decir “Comunidad” o “Alianza” y fue en esas tierras donde acampó el ‎Patriarca Abraham durante un tiempo.‎
Pero el suceso que debe destacarse con relación a Hebrón es la negociación y el Contrato ‎de compra por 400 shekalim, realizado por Abraham con Efrón el Heteo, de las tierras y ‎la cueva de la Majpelá para sepultar a su esposa Sara (Génesis, cap. 23).‎
En la Meharat Hamajpelá fueron inhumados los restos de los patriarcas Abraham, Isaac ‎y Jacob y de las matriarcas Sara, Rivca (Rebeca) y Leah.‎
Siglos mas tarde Josué, el continuador de la tarea liberadora de Moisés, penetró en la ‎Tierra Prometida y estableció sus bases en Hebrón a fin de repartir las Tierras de Israel ‎entre las doce tribus hebreas que salieron de Egipto (Josué 14:15).‎
La zona de Hebrón y Kyriat Arba le correspondió a la Tribu de Judá, de la cual surge ‎David como Rey de Judá en Hebrón (Samuel 2:1-4) para luego convertirse en el Rey de ‎Israel después de la conquista de Jerusalém, a la que convirtió en la Capital de toda la ‎Nación Hebrea.‎
El historiador Paul Johnson considera a Hebrón como un ejemplo de la obstinación judía ‎a lo largo de 4.000 años. Ningún pueblo ha mantenido durante tanto tiempo un vínculo ‎tan emotivo con un lugar como Hebrón, una de las ciudades más antiguas del mundo.‎
Siempre existió una Comunidad Judía en Hebrón, pero en el siglo pasado los judíos ‎tuvieron que soportar dos pogroms cometidos por los árabes durante los cuales Gran ‎Bretaña, la Potencia Mandataria, no hizo nada para protegerlos de las matanzas, las ‎violaciones, las expulsiones y los incendios de Ieshivot, Sinagogas y viviendas.‎
Estos genocidios ocurrieron en 1929 y en 1947 y recién en 1967, después de la “Guerra ‎de los 6 días”, pudieron los judíos volver a instalarse en Hebrón, Kyriat Arba y Gush ‎Etzión recuperando una comarca cuatro veces milenaria.‎
Como puede observarse, “La tierra de Israel” está siendo consolidada desde el norte ‎hasta el sur  y del oeste hacia el este, demostrando la capacidad que ha tenido el Pueblo ‎Judío de convertir una región yerma y desolada en un país vital y pujante.‎