El diputado Alejandro Bodart sabe, sin lugar a dudas, que el antisionismo es la forma tras la que se oculta el antisemitismo en estos días para engañar sobre su real naturaleza a la opinión pública. El diputado no puede ignorar los ataques terroristas y con cohetes lanzados por Hamas contra Israel, ataques que provocan respuestas israelíes dañinas para los palestinos de Gaza, víctimas propiciatorias de la situación por propia decisión de Hamas, víctimas del fundamentalismo y cuyo destino no interesa a sus dirigentes. Los musulmanes, los cristianos y los judíos son víctimas en todo Medio Oriente, Asia y África de la acción de grupos armados, violentos e implacables, que en nombre de una doctrina religiosa cometen las peores atrocidades. Al diputado Bodart no se le ocurre pronunciarse sobre las atrocidades que se cometen en Siria, Irak, Nigeria o Somalia, por dar algunos ejemplos. Su selectividad denota prejuicio, discriminación y antisemitismo. Es la actitud de una porción de la izquierda que perdió el rumbo hace mucho tiempo, se abstuvo de defender los derechos humanos y se ha vuelto visceralmente discriminatoria.
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