PRENSA

El Vaticano e Israel: veinte años de lazos

El 30 de diciembre de 1993 y 16 de Tevet de 5754 fue firmado el Acuerdo Fundamental entre Israel y la ‎Santa Sede, puesto que ésta, prudente en la materia, había sido renuente a un reconocimiento del nuevo ‎Estado.‎
El acto tenía un efecto declarativo, pero implicaba un valor altamente moral y político. Además de la ‎carga de prejuicios y desencuentros,Roma entendía que reconocer un Estado judío era tomar ‎partido en contra de los palestinos y el mundo árabe, vulnerando su neutralidad, donde además ‎vivían una multitud de fieles cristianos.‎
Otro nudo gordiano era el status de la ciudad de Jerusalén,reclamada como lugar sagrado por ‎cristianos, musulmanes y judíos, un delicadísimo issue aún pendiente.‎
Debido a su categoría política, la existencia del Estado de Israel fue un tema apartado en el trámite de la ‎declaración Nostra Aetate, mediante la cual el Concilio Vaticano II dio un giro de ciento ochenta grados ‎en sus complicadas relaciones con los judíos. Pero gradualmente se produjo una maduración de facto ‎que abrió el camino para un reconocimiento de jure. En su carta apostólica Redemptionis Anno de 1985, ‎sobre Jerusalén, Juan Pablo II miró al judaísmo como una unidad de pueblo, tierra y ‎Estado constituida de un patrimonio de historia y de fe. El acuerdo de quince artículos y un protocolo ‎adicional fue rubricado por Claudio Celli, secretario para las relaciones con los Estados, y Yossi Beilin, ‎viceministro de asuntos exteriores. Ambas partes se comprometieron a una cooperación en la lucha ‎contra todo tipo de racismo (incluido el antisemitismo) y de intolerancia religiosa, y en la ‎promoción de la comprensión mutua entre los pueblos.‎
El acuerdo crea también una comisión para arreglar los problemas pendientes. El primer embajador ‎israelí ante la Santa Sede sería un argentino: Shmuel Hadas, quien luego de las negociaciones que ‎llevaron a normalizar las relaciones con España fue nombrado también en ese país y luego de su ‎retiro se consagró a difundir la importancia de las religiones en la paz internacional. Sobre este ‎tema tendría ocasión de participar de distintas actividades en importantes centros académicos de ‎diversas partes del mundo, incluida la Universidad Austral.‎
Como un eco de esa misión, el papa Francisco dio a conocer su mensaje del día mundial de la paz, que ‎fundamenta en la fraternidad. En su postrera intervención en la Universidad de la Santa Cruz, en Roma, ‎Hadas presentó esa fraternidad como una consecuencia de la filiación divina e n una pieza que se ‎constituiría en un verdadero legado: “El judaísmo y el cristianismo se encuentran en el mismo concepto ‎de persona como fundamento de todo el orden social, creada a imagen y semejanza de Dios: ‎la paternidad común de la humanidad autoriza el concepto radical de la igualdad de todos los seres ‎humanos en dignidad y derechos”.‎